El establecimiento de la paz

El establecimiento de la paz

 

La grandeza de David se refleja en su capacidad de establecer la paz dentro de su campamento, incluso entre dos grupos separados, que no están consolidados entre sí. 

 

Parece que la división de los hombres de David en dos grupos-un grupo de cuatrocientos hombres, que se sumó a David en la persecución, y otro de doscientos hombres, que quedó atrás-no es casual. Ya al congregarse los hombres de David, se podían divisar dos grupos: el núcleo primario contaba con cuatrocientos hombres-“ Todo el que estaba en apuros, todo el que estaba endeudado y todo el que estaba descontento, se unió a él, y él vino a ser jefe sobre ellos. Y había con él unos cuatrocientos hombres” (Capítulo 22, versículo 2), y otros doscientos se incorporaron más tarde-“Se levantó, pues, David y su gente, como seiscientos hombres, y salieron de Keila” (Capítulo 23, versículo 13). También en el episodio de Nabal el Carmelí, encontramos esta división: “Y cada hombre se ciñó su espada… y unos cuatrocientos hombres subieron tras David, mientras que doscientos se quedaron con el bagaje” (Capítulo 25, versículo 13) 

 

 

 

 

Es probable que los cuatrocientos hombres que se sumaron a David en el episodio de Nabal el Carmelí, y también en la persecución de Amalek, eran los mismos cuatrocientos hombres del núcleo primario, y los doscientos que se quedaron con el bagaje, son los que se incorporaron a posteriori, y representaban un adicional que no estaba suficientemente consolidado con el grupo original.  

En la continuidad del episodio, se registra una tensión entre ambos grupos: los cuatrocientos combatientes sostienen que no debe compartirse el botín con los doscientos hombres que se quedaron en el bagaje. Resulta que ese no fue un episodio puntual, sino una parte de una saga completa de tensión entre los dos grupos en el campamento de David. 

David se refiere de manera respetuosa y apropiada a los hombres que quedaron atrás: les pregunta como están, y defiende el derecho de ellos a recibir parte del botín. Su argumento central es que el botín no es “el botín de David”, como lo proclamaron sus hombres, sino que es “el que nos ha entregado D-s” (versículo 23), y por ende, debe actuarse de un modo recto y honesto. La grandeza de David radica también en su capacidad de establecer la paz en su campamento: no obstante él reprende a los hombres malvados que no querían compartir con los fatigados, pero de a poco se dirige a ellos diciéndoles “mis hermanos” , y así les concede un sentido de pertenencia, que neutraliza su sentimiento de orgullo. 
 

Editado por el equipo del sitio del Tanaj 

Gentileza VBM de la Academia Rabínica “Har Etzion” 

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