El individuo y el público (la comunidad)

El individuo y el público (la comunidad)

Los diez mandamientos fueron pronunciados en singular y según el Rambán, la Torá, de este modo transmite un mensaje acerca de la responsabilidad del individuo. A diferencia de posturas modernas que sostienen que lo individual debe ser anulado en aras del Estado, la Torá se dirige a cada individuo y así hace hincapié en que el mismo no está anulado en función de lo público.
¿Cuál es la relación entre el Estado o la comunidad  y el individuo? En el mundo moderno, nos hemos topado en reiteradas ocasiones, con la postura inversa a la de Kant: con el argumento de que el individuo debe anularse en función del Estado. Un destacado ejemplo se halla en los conceptos de Benito Mussolini, borrado sea su nombre, líder del abominable fascismo: el modelo fascista está a favor del Estado; y está a favor del individuo, en el sentido de que él se superpone al país…desde la concepción del fascismo todo se halla dentro del Estado, y nada de lo valioso a nivel humano y espiritual se halla fuera del Estado (Mussolini, la teoría del fascismo).

Cuán distante de estos conceptos, se encuentra el espíritu de nuestra Torá. El Rambán sostuvo que los diez mandamientos, que figuran también en nuestro capítulo, fueron pronunciados intencionalmente en singular, a pesar de que fueron dirigidos al público numeroso: “y todos los mandamientos fueron pronunciados en singular, “Dios tu Dios que te sacó a ti”…(para) advertir que cada uno de ellos (del pueblo de Israel) será castigado por el incumplimiento de los preceptos, porque hablará con cada uno de ellos y a cada uno le habrá de ordenar; para que no piensen que habrán de seguir a la mayoría, y el individuo se salvará junto a ellos” (Rambán, Shemot capítulo 20, versículo 2)

Los mandamientos fueron pronunciados en singular, ya que Dios se dirige a cada individuo, y no sólo al colectivo. Ninguna persona podrá pecar considerando que los méritos de otros lo habrán de expiar; “Cada persona por su propia falta podrán ser muertos”. La unidad secreta de la Torá es el individuo, y no la comunidad. Sin embargo, la vida en comunidad es vital para la persona en general y para el judío en particular, y el Rambam, entre otros, enfatizó mucho este punto (Moré Nebujim, Guía de los Perplejos, parte III, capítulo 27). No obstante, aún no se concluye de aquí que la persona queda anulada ante la sociedad.

Finalizaremos con los bellos conceptos del  Rabino Soloveitchik alusivos a esta cuestión:

El judaísmo siempre contempló a la persona, desde esta doble perspectiva. El judaísmo consideró a la persona como alguien particular en su singularidad, y lo contempló como parte de la comunidad, un miembro del cuerpo de la asamblea (congregación) de Israel. En esta temática existe una continua dialéctica en el pensamiento judío a través de las generaciones…nunca el individuo queda anulado en función de la comunidad, y la comunidad no es discriminada (perjudicada) a causa del individuo, o los individuos. Cada uno de ellos tiene su propio lugar (Al Hateshuvá, Acerca de la Teshuvá, páginas 86-87).

Editado por el equipo del sitio del Tanaj del libro "Perashot" publicado por "Maaliot".

 

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