¿Por qué, el libro de Ester comienza con el banquete de Ajashverosh que se llevó a cabo en el tercer año de su reinado, algo que, aparentemente no está relacionado con el tema central de la Meguilá, que tuvo lugar en el duodécimo año del reinado?
Todo relato, estructurado por una serie de acontecimientos, tiene un punto de partida. No obstante, no siempre está claro de dónde se debe empezar a relatar el episodio.
Encontramos una controversia: “¿Desde dónde la persona debe leer la Meguilá, el libro, para cumplir con el precepto de su lectura”? de hecho, esta divergencia refleja posturas diferentes acerca del punto de inicio de lo sustancioso del relato:
(Meguilá 19a) “Rabí Meir dice: Todo el relato. Rabi Iehudá señala: desde el párrafo que comienza diciendo “Ish Iehudí”, “Un hombre judío”. Rabí Iosi dice: desde “Después de estas cosas”. Por otra parte, se puede proponer comenzar el relato de la Meguilá desde la coronación de Ajashverosh o desde la adopción de Ester por Mordejai.
El relato de la Meguilá comienza con el banquete de Ajashverosh para todos sus príncipes, a pesar de que al principio parece que este banquete no tiene relación alguna con la trama central. Debe prestarse atención que la parte sustanciosa del relato transcurre en el año doce de Ajashverosh, pero nuestro relato comienza ya en el tercer año de su reinado.
Parece ser que de ese modo se enfatiza el remedio que antecede al golpe: la expulsión de Vashtí del banquete del tercer año, ya preparó el terreno para la redención del pueblo de Israel a finales del año doce. Al ser separada Vashtí de su trono, el hecho fue tomado por el entorno de la gente en el reino como intrigas palaciegas, que no tiene nexo con los procesos históricos. Sólo desde una perspectiva lejana se infiere que este hecho allanó el camino para la redención de Israel, ¡del fatídico decreto que le había sobrevenido!
En el relato de la Meguilá la providencia actúa de forma oculta, y por ende, tampoco el nombre de D-s figura en el mismo. Parece ser que a ello aluden nuestros Sabios, de Bendita Memoria, al enseñarnos: “¿Dónde aparece Ester en la Torá? Del versículo: “Empero yo, ocultar Habré de ocultar mi rostro” (Julín 139b).
El relato de Ester, en la forma de su redacción, le impone un desafío de fe a sus lectores: la búsqueda de la providencia que conduce a los sucesos que tienen lugar ante nuestra mirada, incluso cuando la mano de D-s no aparece en ellos, en forma revelada.