El proceso teológico que atraviesa Naamán

El proceso teológico que atraviesa Naamán

Elishá provoca que Naamán experimente un proceso a cuyo final Naamán comprende cuál es su lugar ante el profeta. A raíz del rechazo de Elishá a tomar el regalo, Naamán abandona el paganismo y cree solamente en Dios. Guejazi no lo comprende, daña seriamente el estatus del profeta a los ojos de Naamán, y por ende, es afectado por la lepra.

La comitiva de Naamán arriba a Shomrón con la correspondiente cermonia militar: “Naamán, pues, vino con sus caballos y su carro de guerra y se paró a la puerta de la casa de Elishá” (versículo 9).

El profeta no se conmueve en absoluto por la ceremonia. Ni siquiera se molesta en salir de su casa. Un emisario le transmite sus palabras a Naamán: “"Anda, báñate siete veces en el Iardén, y tu carne volverá a ser pura" (versículo 10).

No en vano se encoleriza Naamán. ¿Esto es todo? ¿Y para esto me hizo venir el profeta hasta Shomrón? ¿Y dónde han quedado todas las reglas del ceremonial militar en el marco de la visita del jefe de estado mayor? Y en general, ¿qué valor tiene el Iardén (Jordán), cuando tiene a su disposición a los ríos de Damasco? “Por lo cual volvió su rostro y se fue, ardiendo de ira” (versículo 12).

Sus siervos lo convencen para que cumpla la palabra del profeta, y a partir de ello-“y se volvió su carne como la carne de un niño pequeño” (versículo 14). El círculo se cierra: se inicia con el cautiverio de una niña pequeña en manos del jefe de estado mayor de Aram, y concluye con un niño pequeño “cautivo” por un profeta de Israel.

La conducta de Naamán cambia. Retorna al hombre de Dios. Pero si antes se encontraba en el acceso a la casa, y esperó que Elishá saliera a su encuentro, ahora sabe cuál es su sitio y el lugar del profeta.

“Entonces se volvió con toda su comitiva al varón de Dios, entró, y se presentó delante de él, y dijo: "He aquí, yo ya conozco que no hay Dios en toda la tierra, sino en Israel. Ahora, pues, acepta, te lo ruego, un regalo de parte de tu siervo" (versículo 15).

Naamán se ubica ante el profeta como un niño pequeño que solicita la autorización para darle un regalo a un hombre mayor.

El profeta se niega. Debe rehusar. Si tomara la bendición de Naamán, transformaría su vínculo en una relación de pares; en una relación entre el que presta un servicio y aquel que lo recibe; en una relación entre un vendedor y un comprador.

Tras negarse Elishá a recibir el regalo de Naamán, Naamán se comporta disciplinadamente y le promete al profeta “tu siervo de aquí en adelante no ofrecerá holocausto ni sacrificio a otros dioses, sino sólo al Señor” (versículo 17). Si Elishá hubiera recibido una paga por su accionar, el trato habría terminado de ese modo. Al negarse, colocó el vínculo de ellos a otro nivel: en el nivel de un varón de Dios frente a un hombre que lo necesita y que no le puede dar paga alguna al profeta por sus acciones. Dicha relación entre ambos, lo llevó a Naamán a abandonar el paganismo. Guejazí no entendió lo sucedido. Una vez que recibió el dinero de Naamán-también recibió su lepra; al desprestigiar el estatus del profeta a los ojos de Naamán-se posicionó en el lugar de Naamán.

Editado por el equipo del sitio del Tanaj

Cortesía del sitio DAAT

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