El profeta solitario y el profeta conectado

El profeta solitario y el profeta conectado

En el primer encuentro entre Eliahu y Elishá asoma una diferencia básica entre ellos, concerniente a un interrogante fundamental: ¿Acaso el profeta debe entregarse a su cargo hasta el punto de desconectarse de la sociedad e incluso de su familia, o el profeta puede ser un hombre de familia apasionado y vinculado a la gente?

La acción de Eliahu de arrojarle su manto a Elishá lo lleva a éste a dejar de inmediato su tarea y correr detrás de Eliahu. Se refleja en él una atracción “magnética” inexplicable. Su accionar no está supeditado a ningún criterio económico o profesional. No finaliza siquiera la tarea en el surco en el que estaba arando, ni se preocupa por el rebaño ni por los doce bueyes que iban adelanta con los trabajadores del padre, no obstante de inmediato quedó claro que dicha “atracción magnética”, es en efecto, una atracción entre dos polos opuestos, entre personas que tienen un carácter totalmente opuesto en su propósito. ¿Acaso es real que no hay para Elishá ningún criterio que lo lleve a demorar su decisión de irse junto a Eliahu? ¿Acaso corre tras Eliahu sin trabas ni demoras? No precisamente, al respecto leemos en la apertura de la segunda mitad: “Permite que yo bese a mi padre y a mi madre” y (versículo 20), y tan solo después: “y luego te seguiré” (versículo 20). A Elishá no lo demora un criterio económico, sino algo mucho más importante: el amor y el respeto por su padre y por su madre.

Vemos entonces, un boceto característico, muy claro, de la cálida figura humana de Elishá. Su actitud hacia su padre y su madre es la actitud de un hijo amoroso y devoto.

Eliahu, que es muy apasionado en su vínculo con Dios, siente que al profeta se le demanda una entrega total a su cargo, hasta el punto de anular todo nexo familiar. A su criterio, no es éste el momento ni es ésta la función para dedicar tiempo a las relaciones familiares. Aquel que está destinado a servir a Eliahu y ser su discípulo, y más tarde, incluso heredar su rol como profeta, se impone que siga a su Maestro sin demoras ni dilaciones, ni siquiera para darles un beso a sus padres.

En tono de decepción y a partir de una amarga ironía, Eliahu reacciona a los conceptos de Elishá “Permite que yo bese a mi padre y a mi madre”, y le dice: “Anda, vuelve; ¿qué te he hecho yo?” (versículo 20)-si tu padre y tu madre te resultan más importantes que irte conmigo de inmediato, aquí y ahora, “anda, vuelve”, detrás de mí. Tal vez no seas el indicado para el cargo, tal vez no eres apto para ser mi discípulo y continuador. Pues si es así, quédate aquí, en el seno de tu familia. Elishá no reacciona verbalmente a la crítica que surge a partir de los conceptos de Eliahu. No manifiesta estar de acuerdo con ella ni discute con su Maestro, que se le ha revelado recientemente. Su respuesta se manifiesta en acciones. No se retracta de su plan. Al no pronunciar palabra alguna, actúa como lo consideraba correcto, y su gran Maestro lo aguarda.

Editado por el equipo del sitio del Tanaj.

Cortesía sitio VBM de la Academia Rabínica “Har Etzion”.

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