Al principio daba la sensación que los Guivonim llegaron por admiración a Dios, pero finalmente resultó que vinieron por miedo. De todos modos, Yehoshua los deja con vida porque ellos manifiestan un gran temor a Dios y fe en su poder, y están dispuestos a aceptar su autoridad.
Los Guivonim exponen dos argumentos.
En un principio, cuando aún el pueblo de Israel no sabe quiénes son, sostienen en voz alta: “Tus siervos han venido de un país muy lejano a causa de la fama del Señor tu Dios; porque hemos oído hablar de Él, de todo lo que hizo en Egipto” (Versículo 9).
Israel aceptó a los Guivonim por la exaltación de Dios en sus bocas.
Es difícil saber cuán exitoso resultó el disfraz de ellos. Por lo general, las prendas y la ropa no se desgastan al mismo ritmo que se seca el pan. Y todo el espectáculo parece poco convincente. Pero todo aquel que se acerca por el nombre de Dios, es recibido por el pueblo de Israel.
Luego de que el pueblo de Israel ya sabe quiénes son los Guivonim, éstos sostienen una postura totalmente diferente: “Porque ciertamente tus siervos fueron informados de que el Señor tu Dios, había mandado a su siervo Moshé que les diera toda la tierra, y que destruyera a todos los habitantes de la tierra delante de vosotros, por lo cual temimos en gran manera por nuestras vidas” (Versículo 24). El patrón del argumento es muy similar. Hemos escuchado acerca de vuestro Dios y le tememos. En ambos argumentos se señala que ellos están dispuestos a ser nuestros siervos, tanto en el primero como en el segundo. Pero lo cierto es que el contenido del argumento es totalmente diferente. En el primero, es expresado el amor y la admiración por Dios, mientras que en el segundo se refleja solamente el temor a Israel.
Y además de ello, Yehoshua no anula la promesa dada engañosamente. Aparentemente, porque hay una gran similitud entre ambos argumentos. Es correcto que los Guivonim no vinieron a partir de una admiración por Dios, pero ellos se aproximaron por un gran temor a Dios y a partir de la fe en su poder, y por ello están dispuestos a aceptar su autoridad.
Eso es suficiente para no tener que asestarles un golpe. Ello no les dará el privilegio de un pacto de igualdad de derechos con el pueblo de Israel, pero esto es totalmente suficiente para permanecer con vida en la tierra, y ser parte del pueblo que vive en la tierra. No una parte central que vivencia la exaltación de Dios, pero sí una parte que comprende la grandeza de Dios y entiende que se lo debe servir.