El fenómeno de la esclavitud en el pueblo de Israel figura en varios relatos bíblicos, a pesar de que según la Torá, está totalmente prohibida. En el episodio de Elishá con la viuda, Elishá no afronta el fenómeno en un sentido general, sino que salva a la mujer de una manera personal.
Al comienzo del capítulo 4, es descrito el fenómeno de la esclavitud en Israel de un modo muy grave:el acreedor quiere tomar como esclavos a los dos hijos de la viuda pobre que no puede afrontar el pago de la deuda de su esposo. Según la Torá este acto está prohibido, pero principalmente, es repulsivo desde el simple aspecto humano-ético.
La viuda no fue a gritarle al rey por la injusticia que se le hizo. Ya que este comportamiento del prestamista era considerado en ese tiempo una norma por influencia de las leyes de otros pueblos, por lo cual el rey no habría hecho nada para salvarla. Resulta que, por el grito de la viuda a Elishá, ella tenía la expectativa de que Elishá se dirigiera al prestamista y lo reprenda por su mala intención, y tratar de peruadirlo de cumplirla, tal vez incluso amenazando con castigarlo.
Y en efecto, ¿por qué Elishá no se dirigió al prestamista como era de esperar? He aquí que a través de la acción de Elishá salvando a la mujer y a sus hijos, no resolvió la problemática de otras viudas que afrontan un destino similar, y no lucha por erradicar la raíz del mal: abordar la actitud del prestamista y la norma social que le permite a él y a otros prestamistas actuar de este modo. Elishá no es un profeta de sermones. Su estilo profético no se asemeja al de su Maestro Eliahu “en la tempestad y el torbellino”, sino de una forma placentera. No hay duros reproches en sus labios y sus presentaciones no van acompañadas de decretos calamitosos. De todos modos, él no actúa en pos de cambiar el orden social y transformarlo. Su estilo es el de promover la salvación y la liberación para su pueblo y sus individuos.
El grito de la viuda no lo lleva a Elishá a luchar contra todo el fenómeno social. Su estilo en la resolución de esta problemática es característico: él prefiere solucionar el momento difícil de la viuda, no a partir de un enfrentamiento frontal con el mal social (con el prestamista), sino moviéndole el piso, anulando su razón de ser. Si la mujer tuviera dinero para pagar su deuda, e incluso, a continuación, vivir con cierto bienestar, pues no habrá más lugar para la explotación y la crueldad para con ella. Para ello, se requiere de la realización de un milagro, y ésta es la vía preferida por Elishá, entre otras.
El afrontamiento de Elishá de este desmoronamiento social, de una esclavitud cruel e illegal, no tenía la capacidad de corregir esta descomposición de raíz y de un modo nacional amplio. Parece, por lo tanto, que esta descomposición siguió acompañando la vida de Israel en su tierra, también en las generaciones siguientes.
Editado por el equipo del sitio del Tanaj
Cortesía sitio VBM de la Academia Rabínica “Har Etzion”