Entre la mujer y su esposo

Entre la mujer y su esposo

El profeta compara la conversación entre Israel y Dios con una conversación entre una mujer que se queja de su esposo y la respuesta de éste. La mujer está persuadida de que su esposo la ha abandonado y olvidado, pero él le responde que nunca la olvidará, que sus hijos volverán a ella y que ella se adornará con ellos como una novia.

El profeta compara la conversación entre Israel y Dios con un diálogo entre una mujer que se queja de su esposo y la respuesta de éste.

La queja de Tzión es doble: " ¡Me ha abandonado el Señor, y mi Señor se ha olvidado de mí!" (versículo 14). El abandono es una cuestión técnica: se puede abandonar a una mujer y seguir pensando en ella. El olvido es algo del alma: el olvido es la eliminación del vínculo; es un abandono sin retorno. Tzión se queja: "¡Me ha abandonado el Señor, y mi Señor se ha olvidado de mí!" " - primero abandonó, y luego también olvidó.

En la respuesta de Dios, la metáfora es la de una mujer en la relación con sus hijos. "¿Se olvidará acaso la mujer de su criatura?" (versículo 15) La respuesta esperada es: "¡No!" Y Dios continúa: " Aun las tales lo pueden olvidar" (versículo 15.). La respuesta provoca ansiedad: ¡no solo se olvida a una mujer, también se olvida a los hijos! Y la continuación tranquiliza: " Aun las tales lo pueden olvidar; mas no Me olvidaré Yo de ti" (versículo 15).

La mujer se presentó ante su amado; el pueblo de Israel reclama a Dios: "El Señor me ha olvidado". Y la respuesta de Dios: Un hombre puede olvidar a su esposa; una mujer puede incluso olvidar a sus pequeños; pero Yo "no te olvidaré". El vínculo entre Dios e Israel es más fuerte que un vínculo amoroso; más fuerte incluso que un vínculo de sangre.

"He aquí que sobre las palmas (de Mis manos) Te he grabado; tus muros están perpetuamente delante de Mí" (versículo 16) - Dios aparece aquí como un amante diciendo: No puedo olvidarte; estás grabada en las palmas de mis manos. Y de la metáfora a la realidad: "Tus muros están perpetuamente delante de Mí" - veo ante mí tus muros destruidos; no olvido. No puedo olvidar.

Tzión es comparada con una madre, pero a diferencia de la mujer, de quien se dijo antes que olvida al hijo de su vientre, de Tzión se dirá: " Tus hijos se apresurarán (a venir); tus destructores y los que te asuelan saldrán, de ti" (versículo 17). Tus hijos se apresuran a venir - y tus destructores, a salir. Y la descripción se amplía: " ¡todos ellos se congregan y vienen a ti! (versículo 18). Y de la descripción de los hijos, vuelve la descripción a una mujer en relación con su esposo: " que de todos ellos te arroparás como de adorno, y te los ceñirás como (se ciñe) una novia (versículo 18).

Notemos cómo se ha ampliado la imagen: la mujer, que hace un momento se quejaba de que su esposo la había abandonado y olvidado, ni siquiera mencionó a sus hijos. Quizás no tiene hijos, o tal vez, sus hijos también la abandonaron y se fueron lejos. Y ahora, ella aparece con dos vestimentas: es una madre asombrada por sus muchos hijos que vuelven a ella, y se adorna con sus hijos, como una novia que se adorna para su esposo.

Y después de esta conmovedora descripción, el profeta decodifica su metáfora y pasa a la realidad: " Porque en cuanto a tus desiertos y tus lugares asolados, y tu tierra dejada en ruinas, ésta será entonces demasiado estrecha para los habitantes; y los que te quieren devorar se alejarán..." (versículo 19)

Y para concluir: " He aquí que alzaré Mi mano a las naciones... y traerán a tus hijos en n sus regazos... y reyes serán tus ayos, y sus reinas tus amas de leche..." (versículo 22). La mujer, la madre, es ahora una joven mimada: "Reyes serán tus ayos, y sus reinas tus amas de leche". Tiene nodriza, tiene aya. Y todo esto para que sepa que llegará su redención, " y tú conocerás que Yo soy el Señor; pues no serán avergonzados los que esperan en Mí (versículo 23).

Editado por el equipo del sitio del Tanaj

Extraído del sitio DAAT

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