La Torá describe la heredad de las nueve tribus y media, como una tierra que es recibida por heredad, mientras que la tierra correspondiente a las dos tribus y media, es descripta como una tierra que es tomada. ¿Cuál es el sentido del cambio de términos? ¿Qué es lo que esto viene a manifestar?
Nuestro capítulo describe los límites de la tierra de Kenaan. Dicha tierra está limitada por el Iardén al este, y por el Mar Mediterráneo al oeste. Por cierto, la misma no incluye toda la tierra prometida desde el río Éufrates, pero tampoco incluye toda la tierra que le correspondía a los que salieron de Egipto, ya que ellos también conquistaron la tierra de Sijón y de Og, sita en la ribera oriental del Iardén.
Una expresión interesante figura en nuestro capítulo en referencia a algunas franjas de la tierra de Kenaan “Esta es la tierra que les caerá a ustedes en herencia” (Versículo 2).¿Desde cuándo una tierra cae y qué significa esta expresión? Parece que se puede explicar esto fácilmente según un versículo en la continuidad de nuestro capítulo que contiene expresiones similares con el agregado de interpretación. Así está citado en el versículo 13: “Esta es la tierra que habrán de heredarla por medio de suerte”. Pues entonces, la caída de la tierra significa la caída en suerte de las franjas de esa tierra.
En contraste con las franjas de la tierra de Kenaan, que como fuera dicho, refieren a la ribera occidental del Iardén, he aquí que en referencia a las franjas de la ribera oriental del Iardén, la Torá utiliza otra expresión y es: “Las dos tribus y la media tribu tomaron su herencia allende el Iardén, a la altura de Ierijó, al este hacia el Levante” (Versículo 15). ¿Cuál es la diferencia entre la caída en suerte y la toma?
El Seforno explica que la diferencia radica en que la tierra de Kenaan, es la Tierra Santa, y por consiguiente hay en ella un destino divino (una “suerte” divina) que lo pone de manifiesto, y la ribera oriental del Iardén que es definida como tierra impura por lo cual no hay en ella suerte (Iehoshúa capítulo 22, versículo 9). No obstante, parece que puede decirse que mientras que en la tierra de Kenaan existe una dimensión de conquista divina como figura en las guerras de Iehoshúa, y como si la misma cayera del cielo, he aquí que la tierra de Sijón y de Og fue tomada por iniciativa de Israel en el marco de una guerra militar, en la cual fueron reveladas la fuerza y capacidad del pueblo de imponer la santidad por sus propios medios.