Acerca de las diferencias y la similitud ideológica básica entre Yeshaiahu y sus discípulos e Irmiahu
Existe una similitud ideológica básica con diferencias significativas entre Yeshaiahu y sus discípulos e Irmiahu. En las palabras de Irmiahu (capítulo 3, versículos 8-15), Dios sí le dio al "rebelde" reino de Israel su "carta de divorcio" al expulsarlo de su presencia, y aun así no mantendrá su ira "para siempre". Cuando Iehudá también lo traicione, llamará a los "hijos rebeldes" (de las diez tribus) a regresar a él "desde la tierra del norte". Como en la profecía de Hoshea (capítulo 2), la redención vendrá a pesar de la “carta de divorcio”, porque surgirá una generación nueva y pura.
Dios también ordenó a Irmiahu (durante el ascenso de Nevujadnetzar, Nabucodonosor, rey de Bavel; Irmiahu capítulo 25, versículos 15-29) tomar la "copa del vino de la ira" y hacer beber a todas las naciones junto con Ierushalaim, porque cuando la ciudad "sobre la cual es invocado mi nombre" bebe, todos los reinos beberán. Y he aquí que en la profecía de consuelo (en nuestro capítulo) dice el profeta que Ierushalaim ya bebió "de la mano del Señor la copa de su ardiente ira" hasta el final (versículo 17; en la conquista babilónica), y Dios tomará de su mano "la copa de atolondramiento" (versículo 22), y no beberá más.
También Irmiahu (capítulo 30, versículo 2) escribió profecías de consuelo similares, por mandato de Dios, "en un libro", y ambos alzan sus ojos a los cielos y miran a la tierra y contemplan las leyes del sol, la luna y las estrellas (Irmiahu capítulo 31, versículos 34-36) para asegurar a Ierushalaim una salvación eterna.
¿Cuándo escribió Irmiahu las profecías de consuelo? Antes de la destrucción, durante el sitio babilónico, en la profundidad de la desesperación, y allí hay fechas claras.
También los llamados al despertar a Ierushalaim en el libro de Yeshaiahui fueron pronunciados en tiempos de profunda desesperación, cuando había una gran necesidad profética de movilizar todas las fuerzas de la fe para la supervivencia. La confianza profética absoluta en la visión prevista donde el "brazo del Señor" abrirá un camino en el mar tormentoso (como en la partición del Mar Rojo) "para que pasaran los redimidos; y los rescatados del Señor se volverán y entrarán en Tzión con regocijo..." (versículos 9-11), es lo que dio fuerza y esperanza a generaciones de "tristeza y gemido", para perseverar.
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