¿Acaso existe una visión “objetiva” de la realidad? El episodio de los espías demuestra que no la hay. Los espías estuvieron en los mismos sitios, trajeron los mismos hallazgos, y de todos modos llegaron a conclusiones completamente diferentes con respecto al ingreso a la tierra de Israel.
Iehoshúa y Kalev visitaron los mismos lugares que fueron visitados por los otros espías, con excepción de un fugaz paso por Jebrón, según lo señala el Midrash, para postrarse ante las tumbas de los Patriarcas. No obstante, al compartirles a los hijos de Israel todo lo que vieron, parecía como si los doce espías relataban acerca de dos tierras diferentes. Unos vieron que “es tierra que se come a sus habitantes” (Capítulo 13, versículo 32), y los otros vieron una “tierra que mana leche y miel” (Capítulo 14, versículo 8).
El hallazgo “objetivo” fue colocado ante el pueblo: un racimo de uvas que requería de dos personas para su traslado, y sobre él se agregaban granadas e higos. Sobre la buena calidad de los fritos de la tierra no había discusión alguna. Otros hallazgos, que no fueron exhibidos al pueblo, reflejan datos materiales, concretos, cuya existencia no permitía disenso alguno: ciudades fortificadas, gigantes. Pero ¿cuál es el valor de dichos datos? Al respecto no había consenso.
La diferencia entre los diez espías con Iehoshúa y Kalev radica en el nivel de observación: lo que vieron estos, no lo vieron aquellos. Como alternativa, puede decirse que estos vieron lo que vieron aquellos, y la divergencia surgía a partir de la comprensión de lo visto. Los espías vieron las ciudades fortificadas como una señal de fortalecimiento, mientras que Iehoshúa y Kalev lo vieron precisamente, como una señal de debilidad: sólo los débiles de altos muros protectores, los combatientes osados se permiten vivir en ciudades que no están protegidas por murallas. La indiferencia manifestada por los residentes de la tierra hacia los espías fue interpretada por los espías como una señal de fuerza “aparecimos ante nuestros ojos como langostas, y así éramos ante los ojos de ellos“(Capítulo 13, versículo 33). Iehoshúa y Kalev interpretaron esa actitud como una debilidad: “Se ha apartado su protección de sobre ellos” (Capítulo 14, versículo 9), y la evidencia de ello es que no impidieron que los espías recorrieran la tierra en forma totalmente libre.
Se puede sostener que Iehoshúa y Kalev tenían una mirada más profunda” mientras que los espías vieron la fortaleza externa, Iehoshúa y Kalev vieron la debilidad interna-que es más significativa en relación a la capacidad combativa de los residentes en la tierra.
Ya sea que la discusión estaba basada en lo visto, o en la comprensión de lo visto, éste no es más que un aspecto exterior de la divergencia. La raíz de la polémica se halla en el punto de partida. Los espías partieron de una postura de debilidad: “aparecimos ante nuestros ojos como langostas” (Capítulo 13, versículo 33), a partir de la duda sobre la naturaleza de la tierra. Iehoshúa y Kalev partieron de la premisa de confianza y fe en la promesa Divina: “Si se complace con nosotros El Señor, nos traerá a esta tierra, y nos la dará a nosotros” (Capítulo 14, versículo 8).
Rab Profesor Yehuda Brandes: graduado de Yeshivat “HaKotel” y recibió la ordenación rabínica del Gran Rabinato de Israel. Tiene un Doctorado en Talmud, recibido de la Universidad Hebrea de Jerusalén en 2003. Ha dirigido “Beit Morasha”, el Centro de Estudios Judaicos Avanzados y Liderazgo en Jerusalén, entre 1998 y 2014. Preside Herzog College desde el 2014, fue uno de los fundadores de la “Escuela Maalé de Televisión, Cine y las Artes”.