Les presentamos un fragmento de la hoja de estudio de “Matán al HaPerek”, en la que encontrarán preguntas orientadoras y extensiones para leer detenidamente y profundizar en el estudio del capítulo:

En el capítulo 4 queda claro que las tragedias son un proceso de depuración que habrá de afectar a los malvados, el pueblo que queda en Tzión es el remanente sagrado del que surgirá la nación ideal que volverá a gozar de la protección de Dios. La protección Divina es descrita con imágenes tomadas de la época en la cual los israelitas deambulaban por el desierto. El final del capítulo conduce a la descripción utópica que aparece al inicio del capítulo 2.

La imagen del vástago describe en nuestro capítulo la renovación del remanente tras la destrucción que provocará el día de Dios. La expresión “el vástago de Dios” fue utilizada por los profetas posteriores como un apelativo del futuro rey que salvará a Israel. Observen en Irmiahu, capítulo 23, versículo 5; capítulo 33, versículo 15; y en Zejariá, capítulo 3, versículo 8; capítulo 6, versículo 12; y evalúen cómo ha influido en ellos la profecía de Yeshaiahu.
En los versículos 5-6 hay indicios de la tradición de los errantes por el desierto e imágenes relacionadas con el Beit Hamikdash, el Gran Templo. Comparen las menciones de la nube y el fuego con los símbolos de la Providencia Divina y su revelación  en Shemot, capítulo 13, versículo 21; capítulo 14, versículos 19-24; capítulo 19, versículo 9; y en Devarim, capítulo 1, versículo 33; cerrando así el círculo con la visión del Monte del Templo en el comienzo del capítulo 2. ¿Acaso podrán contemplar alguna conexión entre ambas visiones?
Al final del capítulo 4, la Sucá representa la protección Divina. Recuerden la imagen de la hija de Tzión con la Sucá en el viñedo, en el capítulo 1, versículo 8. ¿Acaso pueden ver aquí una corrección de la descripción de la destrucción?  Comparen también con Tehilim, Salmos, capítulo 27, versículo 5.

Extensión: La Sucá es el lugar de residencia más simple que una persona puede construir para sí misma. Las descripciones bíblicas de la construcción de Sucot, dan cuenta de la utilización de materiales del entorno para la construcción de una estructura simple y provisional, que brinda un refugio parcial de las inclemencias climáticas. Por cierto, que la capacidad de una Sucá para protegerse del sol y el calor es limitada, y por cierto, pobre de aquel que se refugia en una Sucá de unas intensas lluvias. Pues entonces, ¿por qué, pues, la protección Divina es justamente comparada con la Sucá que protege contra “el aguacero y la lluvia”? A fin de comprender el poder de la imagen, debemos regresar a las descripciones de la destrucción de la civilización, que aparecieron en el capítulo 2. El profeta describe la destrucción de todos los logros tecnológicos del hombre: las viviendas altas, las torres, los barcos fuertes y rápidos.  Todos los apoyos falsos materiales y gubernamentales de la persona habrán de desaparecer como si nunca hubieran existido, con la revelación de Dios. Entonces, retornará el pueblo de Israel y con él regresará la humanidad a los días de inocencia antes de ingresar a la Tierra. En ese momento no podían los israelitas protegerse en grandes viviendas que construyeron y sólo estaban protegidos por la Providencia Divina directa. Por consiguiente, el profeta describe la redención con imágenes del retorno al evento del Monte Sinai y a la protección de la Sucá. Tras la depuración del pueblo, aparecerán nuevamente las nubes de honor, la columna de nube diurna, y la columna de fuego nocturna, junto a las Sucot, como en el éxodo de Egipto.

El hombre que desechó los ídolos de su plata y oro, y comprendió que no debe apoyarse en su poder y en los que emanan de su poder, hallará protección en la Sucá Divina. A pesar de que esta protección es comparada con una Sucá provisional, es mucho más fuerte que todo falso apoyo, aparentemente sólido.

Editado por el equipo del sitio del Tanaj

Extraído del programa “Matán al HaPerek”