Así como los hermanos de Iosef se dirigieron a él como si fuera aun objeto, del mismo modo los acaudalados de Shomrón se dirigen a los pobres cual si fueran un objeto que puede ser explotado.
La actitud de los poderosos y la franja consolidada económicamente hacia los pobres, no es sólo un trato desconsiderado y de cumplimiento de la ley, sino que es una actitud de explotación. Lo importante es que no contemplan a los pobres como personas que comparten la sociedad sino como objetos para el aprovechamiento y para promover el estatus de los fuertes. No se encuentra ante ellos el pobre desahuciado sino una unidad económica débil que puede ser explotada sin duda alguna. No están atentos a su ánimo ni escuchan la angustia del otro, ya que la comunicación entre ellos es meramente utilitaria-jurídica. Aquel que vende al pobre por unos zapatos y destruye su vida por una mísera deuda no se relaciona con la persona que se halla detrás de la deuda sino que se fija sólo en el aspecto monetario, y aquel que cobra unos zapatos como una hipoteca en lugar de preservar la dignidad y la salud del deudor, revela su mundo cerrado hacia la faceta humana del prójimo.
“Porque venden al justo por dinero, y al menesteroso a causa de un par de zapatos” (Versículo 6)-Nuestro Sabios d Bendita Memoria explicaron que este versículo alude a la venta de Iosef.
Los hermanos de Iosef lo quieren matar, pero Iehudá lo objeta y propone venderlo. Por cierto que por el bien personal de Iosef, el plan de Iehudá es preferible y resulta mucho mejor ser siervo en la casa de Potifar que ser un cadáver arrojado a un pozo. No obstante, en el modo de actuar de Iehudá hay un defecto profundo y muy serio. Aquel que procede a vender a su hermano, no lo considera una persona a la que está poniendo en riesgo sino que se dirige a ella como a un objeto. La venta de una persona creada a imagen de Dios, significa negarle aquello singular que tiene la persona y su imagen y semejanza con Dios y convertirlo en un objeto. No es casual que la Torá sea muy rígida con aquel que secuestra a alguien y le impuso la pena de muerte. Más aún, el castigo es por el secuestro y la venta ya que lo sustancial del castigo no es por el traslado de la persona de su lugar sino por convertirlo en un objeto y causarle daño a su imagen y semejanza con Dios.
El Midrash que asocia el versículo inicial de la venta del justo con el caso de Iosef, no es meramente una agradable asociación Midráshica desconectada del contexto original de la profecía sino que está basada en la problemática moral en común existente en la venta de Iosef y en la época de Amos y es la explotación del prójimo, el hecho de considerarlo como un recurso disponible para las necesidades del otro y a raíz de ello, su avasallamiento.
Editado por el equipo del sitio de Tanaj
Cortesía sitio web VBM de la Academia Rabínica “Har Etzion”.