Filosofía y ciencia

Filosofía y ciencia

“זאת התורה אדם כי ימות באהל…." (י"ט י"ד)

אין התורה מתקיימת אלא במי שממית עצמו עליה. (ברכות כ"ג)

“Esta es la Torá. El hombre que muriese en una morada "...(XIX,14). Este versículo nos habla sobre los preceptos y Dinim de Taara y Tumah. Sin embargo el Talmud (Brajot LXIII), lo interpreta al Pi-Drash, es decir sin tomar en cuenta el verdadero sentido literal, sino su significado accidental, inculcandonos de tal manera diversos principios del Judaísmo.

El Talmud nos dice, pues, en base a este versículo que : "Esta es la Torá", sólo de aquel "que muriese en su morada", solo aquel que se "asesina" en la morada de la Torá, solo aquel puede llegar a poseerla.

Compenetrémonos, sin embargo en la verdadera significación de esta idea.

Nuestra trágica época es la época de la ciencia, o mejor dicho del científico.

Ningún acontecimiento tiene valor en sí, su valor es solo relativo al hombre. Sucesos sin importancia serían todos los acontecimientos de este mundo si no fuera por el hombre. Qué importancia tiene por ejemplo un cataclismo, un terremoto, cuando el Universos se halla frente a revoluciones siderales y universales, a mundos que nacen y mueren. La ciencia en sí es un acontecimiento de importancia mínima, cuánta importancia tiene sin embargo la revolución que la ciencia, realizó en nuestro mundo.

Es imposible emitir un juicio negativo sobre la ciencia, que es la verdad. Es imposible que la "verdad" sea "mala", la verdad está por encima del bien y del mal, el error reside sin embargo en nuestra posición ante la verdad y ante los problemas eternos, y que se puede resumir en la famosa frase de Rabi Akiba Yguer:

“Muchos viajan por el mar, nadie ha hecho sin embargo, un camino en él".

Veamos el clásico ejemplo de este problema, el problema del Fausto:

                      "Fisica, metafísica, derecho

                      Medicina después, y teología

                      También: ay D's por mi desgracia, todo

                      Todo lo escudriñe con ansia viva….

Fausto escudriña todo, todo lo desea, todo lo sabe! Y sin embargo:

                      “Polvo no son los viejos cachivaches?

                      Que llenan esta negra estantería

                      y cuyo sucio farrago en un mundo

                      de hollin, carcamo y aridez me abisme.

                      Daranme lo que anhelo? Devorando

                      Volumen tras volumen? que hallaría….

                      Que me decís retortos y alambiques?

                      Mofa callada en la pared sombría!

                      Hacéis quizás a mi insensato duelo

                      ruedas y tubos, frascos y vasijas!

                      A la puerta llegue: la vi cerrada!

                      La llave me faltaba, os la pedía;

                      Y aún aquí, portentosos instrumentos

                      Me tenéis a la puerta sin abrirla.

Esta es la verdadera tragedia del Fausto. "Muchos son los que viajan por el mar, sin embargo nadie ha hecho aún un camino en él". Los instrumentos le tienen aún ante la puerta sin abrirla, y es entonces cuando Fausto llega hasta a pactar con el Demonio.

Esta es también la tragedia del hombre moderno que con la ciencia y la técnica no ha podido solucionar su problema como hombre, y que debido a ello la ciencia que lo debía llevar al bien, lo llevo a su autodestrucción, y al peor de los flagelos de la humanidad, la guerra.

Este es el significado del Sefer-Kohelet, del Eclesiastés del Rey-Sabio que a través del pesimismo y de la angustia llega a su

    סוף דבר הכל נשמע את האלהים ירא ואת מצוותיו שמור כי זה כל האדם (קהלת י"ב)

“El fin de todo discurso oído: Teme a D's y guarda sus mandamientos: porque esto es el todo del hombre" (Eclesiastés XII,13)

En Kohelet vemos ciertamente todo el problema que estamos analizando, Kohelet reunió en sí todas las ciencias de su tiempo y como Fausto le oímos decir:

                       “Y di mi corazón a conocer la sabiduría,

                         Y también a entender las locuras y los desvaríos:

                         Conocí que aun este era aflicción de espíritu

                         Porque en la mucha sabiduría hay mucha angustia

                         Y quien añade ciencia añade dolor” (Eclesiastés I 17-18)

Vemos las mismas ideas que al parecer hemos visto en Fausto. Sin embargo hemos visto en Fausto los dos "finales". Allí el pacto con el Demonio, aquí en Kohelet la Torá y las Mitzvot.

Y esta diversidad en las conclusiones nos muestra que la raíz de todos los males reside en aquella falta de Torá.

“יש חכמה בגוים - תאמין

יש תורה בגוים - אל תאמין"

"Si te dicen: Hay sabiduría en los pueblos creele. Si te dicen: Hay Torá en los pueblos, no lo

Creas!

 חכמות בנתה בית, זו התורה.

"Las ciencias han edificado la casa" nos dicen los Proverbios (Mishlei IX, 1), y el Talmud replica: "La casa - ésta es la Torá”.

Puede el hombre trabajar o pasear. Una cosa le es sin embargo imprescindible, su "casa”. A su casa, a su lugar de descanso, a su hogar debe llegar, aun después de haber pasado el día afuera .Tal es la Torá con las ciencias, con la Sabiduría. Las ciencias son Jojmot jitzoniot ("sabiduría externa"). La verdadera, la íntima, la propia es la Torá. La ciencia activa sobre la razón, la Torá sobre el corazón, sobre el alma: "La Torá del Señor es perfecta, que vuelve el alma" (Tehilim XIX,7). El hombre necesita muchas veces que le devuelvan el alma. Hubo quienes veían al alma en la sombra, el hombre necesita muchas veces detenerse en la carrera de la vida, para que su sombra lo alcance....

Y esta es la conclusión de Kohelet: “el fin de las cosas es la Irat-Hashem” el temor de Ds’.

Y esta es la diferencia integral, y este es el carácter esencial de la Torá. He aquí las dos cabañas, los dos Ohalim, la de la Jojma y la de la Torá.

Reduzcase el hombre, a su sabiduría, abandone su alma y saldrá un autómata, un científico ciertamente, pero sin corazón ni alma, un servidor del mal.

No así con la Torá. No exige la Torá que se abandone a la Jojmá, pero exige que se subordine y que la ética domine. No se puede dejar sin freno la fuerza del hombre y de la Naturaleza, pues estas terminarán por destruirlo.

Que recuerde el hombre que la Torá lo está esperando.

El camino no es ciertamente fácil. Un versículo famoso nos dice que "la verdad de la tierra crecerá” Se pregunta entonces, porque no se la siembra y cosecha. Alguien respondió magistralmente "pues para sembrarla es necesario agacharse".

Es necesario inclinarse, esforzarse para obtener la verdad, es necesario enterrar antes la mentira", y he aquí lo casi imposible.

Esto es lo que nos dicen los Jajamim: La torá sólo se mantiene si el hombre se “mata” por Elia. Si es capaz de matar a la mentira que hay en él, de vencer, entonces conquistará la Torá.

Y sin embargo la Torá no es difícil. No es la Torá, enseñanza de muerte sino de vida. Hay una pequeña y famosa parábola del Maguid-Midubne, en la que nos relata que dos hombres hacían un largo viaje con sus equipajes. Uno de ellos, un mercader llevaba un pequeño cofre, con valiosas joyas, mientras que el otro llevaba un gran baúl con objetos sin mayor trascendencia. Al llegar a su casa, oye el mercader como el criado que llevaba su equipaje se halla contento de haber llegado ya con su pesada carga.

“Pesada carga" - replica el mercader - Ay de mí, no es este entonces mi cofre.

Como en esta sencilla parábola, ocurre con la Torá. Aquel que la siente "pesada” aquel que miente que la torá es para él un sacrificio, aquel no la está observando verdaderamente, en aquel quedan aún rastros de la falsedad y del mal.

Aquel que siente verdaderamente la Torá, siente el bien, y la verdadera vida: “Torat Jaim”.

Esto es lo que nos muestra la secular experiencia. Las generaciones se suceden, los ríos van siempre hacia el mar y los astros celestes no cesan de girar. Pero que son los celosos de la naturaleza ante el mundo del Espíritu? Que eres roca o granito?

Y sin embargo no debe ser la Fe su consuelo sino una fuerza. La torá debe pues llevarnos al máximo de los sacrificios y al máximo de los bienes.

La Torá es la guía de la vida, que no nos dejará perdernos en las sendas de la muerte pues “arbol de la vida es para los que se aferran a ella”.

“כי עץ חיים היא למחזיקים בה"

 

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