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¿Por qué dijeron los hermanos “somos culpables”? (v. 21)
RALBAG: Tal como los hermanos de Iosef, la persona siempre debe
considerar justo todo castigo que recibe, y examinar sus acciones para
atribuir dicho castigo a algún mal que ha cometido.
MIDRASH HAGADOL: Dichosos los justos, que aceptan la aflicción
con alegría y declaran que Dios es justo en toda forma en que actúa.
SFORNO: Los hermanos aún pensaban que estaban justificados por
intentar matar a Iosef, pues creían que siguieron el principio halájico
que si una persona viene a matarte, tú debes matarla primero en
defensa propia (Sanhedrín 72b). Sin embargo, ahora estaban lamentando
haber sido tan crueles con él y no prestar atención a sus súplicas
de ayuda. Entendieron que ahora estaban siendo tratados con dureza
como castigo por su crueldad hacia Iosef.
Por eso, Reubén respondió: “y también su sangre está siendo exigida”.
Es decir, Iosef era un muchacho inocente, por lo que nosotros
no sólo estamos siendo castigados por ser crueles con él, sino que
somos culpables de derramar sangre inocente.
RADAK: La reacción de los hermanos de Iosef nos enseña que cuando
a una persona le suceden cosas malas, debe examinar sus actos
para averiguar qué mal ha hecho, y luego arrepentirse, confesándose
a Dios y pidiendo Su perdón.
Torat Menajem
LA REACCIÓN DE LOS HERMANOS (VS. 21-22)
Ralbag, Midrash HaGadol y Sforno perciben la reacción de los hermanos
(“Es cierto, somos culpables, etc.”) como un mero reconocimiento
de culpabilidad. La respuesta de Reubén (v. 22) tenía como objetivo, por
lo tanto, advertir a los hermanos que era insuficiente con solamente reconocer
que su situación desafortunada era consecuencia de sus acciones
anteriores, sino que además debían arrepentirse.
Un problema con este enfoque es que no explica la auto-connotación
de piedad en las palabras de Reubén: “Acaso no les advertí… ¡Pero ustedes
no escucharon!” Si él simplemente les estaba informando que debían
arrepentirse, y cuáles eran sus pecados, no habría sido necesario hacerlo
con el estilo de un “yo-te-lo-dije”.
Más bien, parecería que cuando los hermanos dijeron “Es cierto, somos
culpables por nuestro hermano, etc.”, de hecho estaban haciendo teshuvá
(arrepentimiento) por su pecado anterior, como sugiere Radak. Y como
hay muchos niveles diferentes de teshuvá, Reubén interrumpió a los hermanos
para informarles que su teshuvá no era de un nivel lo suficientemente
alto, y que precisaban arrepentirse con motivos más puros:
Los hermanos dijeron: “Es cierto, somos culpables por nuestro hermano,
porque vimos su aflicción cuando nos suplicaba y no escuchamos.
Por eso vino a nosotros este trastorno”. Es decir que solo comenzaron a
arrepentirse porque se vieron en graves aprietos.
Por eso, Reubén –que fue el primero en hacer una teshuvá genuina
(Bereshit Rabá 84:19)– sintió la necesidad de lograr que sus hermanos se
reenfocaran en el pecado mismo: “¿Acaso no les advertí, diciendo: ‘No
pequen con este muchacho’? Pero ustedes no escucharon…”. O sea, les
decía que era incorrecto hacer teshuvá como resultado de la desgracia
que se había abatido sobre ellos. Más bien, deberían esforzarse por sentir
un genuino remordimiento por lo que habían hecho, porque el acto mismo
estaba mal.
En otras palabras, necesitaban centrar su atención en lo que Reubén les
venía diciendo todo el tiempo, no “pecar con el muchacho”, para que su
teshuvá fuese completa.
Para recalcar aún más esta idea, Reubén continuó: “¡y también su
sangre [y la angustia de nuestro padre] está siendo exigida ahora!”. Es
decir, el castigo que en este momento estamos sufriendo es una cuestión
aparte (“Y también”). No debe ser la motivación para la teshuvá misma.
¿CUÁNDO COMENZARON A ARREPENTIRSE LOS HERMANOS?
Un problema con esta explicación es que parece contradecir una afirmación
previa de Rashi. Sobre el versículo 3, arriba, Rashi escribe que
cuando los hermanos descendieron a Egipto “se arrepintieron de venderlo
y decidieron comportarse con él de un modo fraternal y rescatarlo por
cualquier suma de dinero que se les exigiera”. ¿Cómo puede conciliarse
esto con nuestra explicación anterior, que los hermanos solo empezaron
a arrepentirse cuando Iosef los trató duramente?
Sin embargo, nuevamente la solución aquí es que hay muchos niveles
de teshuvá. Así:
a) Al descender a Egipto comenzaron a arrepentirse por la venta de
Iosef, no porque pensaran que fue un acto malo, sino por el sufrimiento
que ello provocó a su padre.
b) Cuando se vieron en graves aprietos, en las manos del gobernante
egipcio (Iosef), comenzaron a admitir que la venta de Iosef era en efecto
un pecado, y lo confesaron verbalmente.
c) Luego, Reubén les informó que incluso esta era una teshuvá insuficiente
porque estaba motivada por factores externos. Los hermanos se
dieron cuenta entonces por qué el acto mismo estaba mal, independientemente
de las consecuencias que produjo.
(Basado en Likutéi Sijot, vol. 30, pág. 198 y ss.)
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