Hijos rebeldes

Hijos rebeldes

 

El pueblo de Israel, a pesar de sus malas y corruptas acciones y su recurrencia a factores extraños, es denominado por Dios “Hijos rebeldes”. Ello señala que la alianza entre nosotros y Dios no puede ser violada por siempre.

En el marco de la profecía de reproche a Israel por sus actos, el profeta Yeshaiá los reprende por su solicitud de ayuda a Egipto. No está claro a cuál de los reyes de Iehudá está dirigida esta profecía, debido a que que no figura en el texto que ellos solicitaron la ayuda de Egipto, y parece ser que se trataría del rey Hoshea, el hijo de Elá, rey de Israel, quien reinó en la época de Yeshaiá y se dirigió al rey de Egipto a fin de solicitarle ayuda contra el rey de Ashur (Asiria), quien lo atacó para enviarlo al exilio. Por cierto, que esta solicitud no lo ayuda en absoluto, y el rey de Ashur exilia a todo el reino de Israel.

Israel busca refugiarse bajo la sombra de Egipto y confiar en ellos para la obtención de ayuda, no obstante, se revela que Egipto no es más que una caña quebrada y jactanciosa, sin fundamento real de seguridad alguno . Dios se asombra acerca de cómo Israel abandonó a su Roca de Seguridad, Dios, y fueron a refugiarse en una muralla que se caerá repentinamente y no podrá mantenerse (Versículo 13).

A lo largo de toda la profecía se enfatiza el hecho de que el pueblo de Israel son los hijos de Dios y se espera que los hijos recurran a su padre para solicitar ayuda, antes de dirigirse a otros referentes ajenos. Hay en sus actos una suerte de negación del nexo viviente entre Israel y Dios, sin embargo, no permite que dicha negación se sostenga. Se dirige a ellos con el apelativo “hijos rebeldes”, a fin de enseñarles que aún si ellos están persuadidos de que en caso de abandonar la senda de Dios, de todos modos, Dios no podrá salvarlos más, pues, eso no es correcto. Siempre seguirán siendo los hijos de Dios y, por consiguiente, finalmente serán redimidos, como es descrito en la continuidad de la profecía. El vínculo entre un padre y sus hijos no puede ser cambiado o violado de ninguna manera.

El profeta también enseña la forma a través de la cual Dios protegerá al pueblo de Israel, en los momentos de pesar y dificultades. Compara el liderazgo de Dios con un león que no le permite a nadie moverlo de su presa y asimismo con los pájaros que defienden a sus pichones desde arriba y no permiten que ningún extraño les haga daño (capítulo 31, versículos 4-5).

 

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