¿Por qué Moshé realiza el “recuento” de todos los siclos de plata, oro y cobre que eran necesarios para la tarea del Mishkán (Tabernáculo)? A partir de ello el Midrash infiere que es obligación de toda figura pública la de ser íntegro ante Dios y el pueblo de Israel.
La Parshá (sección) “Pekudei”-cuyo nombre le es apropiado, ya que efectivamente aborda el recuento de los siclos de plata, oro y cobre que se necesitaron para la obra del Mishkán y sus utensilios. Es digno del Mishkán, en el cual estuvo presente la Divinidad, que sean contados sus utensilios y partes tal como se cuentan a las personas. Sin embargo, el hecho mismo de este recuento detallado es desconcertante: ¿Acaso se requiere de Moshé-además de todos sus cargos- que sea el contador y atormentar a todos los abocados al estudio de la Torá para completar columnas de números fríos? El Midrash Tanjuma le concede al informe que presenta Moshé, un sentido global y simple, lindo hoy y siempre, y así se expresa el Midrash:
“…Es que Moshé escuchó que estaban hablando a sus espaldas…y decían: mira este cuello, estos muslos, come y bebe a cuenta de los judíos, y todo lo que posee es de los judíos. Y el interlocutor respondía: ¿Acaso no contemplas que un hombre que manejó la tarea en el Mishkán pueda ser rico? Al escuchar Moshé ese tipo de comentarios, les dijo: por vuestra vida, cuando finalice el Mishkán, dejaré las cuentas en claro con ustedes, como fuera dicho “Estos son los cómputos del Tabernáculo…” (Tanjuma Pejudei, párrafo 4).
De este Midrash se desprende una imagen amarga y sombría: un grupo de hombres vacíos e insolentes hablando mal de Moshé sin causa alguna. ¿Acaso a esa clase de gente Moshé debe rendirle cuentas? La respuesta del Midrash es clara: esta clase de personas tampoco debería ser ignorada, ya que se encuentra en toda sociedad y sus conceptos pueden filtrarse en muchos corazones nobles, y por ello la figura pública no debe conformarse con reconocer que sus actos son honestos a los ojos de Dios, y él mismo debe cumplir con el mandato: “y quedarán absueltos ante Adonai y ante Israel” (Bamidbar, capítulo 32, versículo 22). El “Tur Yoré Deá” (uno de los 4 libros que conforman el Shulján Aruj, un libro del Rabino Iosef Caro, cuya resolución halájica es aceptada por todas las autoridades rabínicas en conjunto) en su ítem 257 dictaminó: “los recaudadores de Tzedaká honestos no requieren de un seguimiento exhaustivo, y en todo caso, a fin de quedar totalmente absueltos para Dios y para el pueblo, es recomendable que rindan cuentas”. Rabí Ioel Sirkish en su comentario “Bait Jadash” destaca al respecto: “tal vez (el Tur) aprendió esto de Moshé Rabeinu, que en paz descanse, que dio cuenta de las donaciones para el Mishkán…”.
Pero no solo aquellos que se abocan a cuestiones públicas deben despejar toda sospecha. Este principio se aplica a cualquier persona. Así, lo indica la Guemará en el Tratado de Brajot (31, carilla 2) del episodio de Janá y Elí (Shmuel I, capítulo 1) y determina: “de ahí se aprende que aquel que está sospechado de un hecho en forma infundada, debe anunciarlo (comunicarlo)”.
Editado por el equipo del sitio del Tanaj de la serie "Meat min Haor", publicada por la Biblioteca Beit El con la colaboración de la organización "Orot"
Janán Porat (1943-2011): Destacado educador y pensador israelí. También incursionó en la política y fue miembro de la Knéset. Fue uno de los líderes del Movimiento “Gush Emunim”, “Bloque de los Fieles” y promotor del resurgimiento de los asentamientos en Gush Etzion.