Ya hacen muchos años que Iosef se encuentra en Egipto y logra encaramarse en puestos elevados. ¿Por qué no toma contacto con su querido padre que quedó en Quenaan? ¿Qué es lo que piensa Iosef de su venta a Egipto?
En el sueño de las gavillas de Iosef (Capítulo 37, versículo 7) no es mencionado un número, y he aquí, después de muchos años, vio Iosef a sus diez hermanos arrodillarse ante él para recibir “gavillas” de cereales del “campo” de Iosef en Egipto. Iosef se acuerda de los sueños y vio cómo el primero se cumple ante sus ojos. Él decidió fingir y los acusó de una trama de espionaje-la prueba de predisposición para ayudar se dará cuando traigan al hermano pequeño, el único al cual realmente quería. Después de tres días de arresto, flexibilizó su postura y dejó en prisión sólo a Shimón-a partir de ello, el comentarista Rashi (Rabí ShlomoItzjaki) llega a la conclusión (Capítulo 42, versículo 24) que Shimón era que el que quería matar a Iosef y es quien lo arrojó al pozo.
Entonces oyó Iosef que sus hermanos manifestaban su arrepentimiento entre ellos-“pero culpables somos nosotros por causa de nuestro hermano, pues habíamos visto la angustia de su alma en su implorar a nosotros mas no hemos oído. ¡Por eso nos ha sobrevenido esta tribulación!” (Capítulo 42, versículo 21).
Iosef se dio vuelta y lloró, pero se mantuvo firme en su decisión-que le trajeran a su hermano Biniamín y lo dejaran con él.
El Rambán (Rabí Moshé ben Najmán, Najmánides) tras inmigrar a Israel y ver la distancia entre Egipto y Hebrón formuló la gran pregunta: ¿Por qué Iosef no envió un emisario a su padre, cuando logró un cargo importante?
A mi parecer, es Iosef el que formuló esta pregunta durante 13 años-¿por qué su padre y sus hermanos no lo buscaron? Él no sabía nada acerca de la camisa sumergida en sangre, ni sobre su padre que guardaba duelo por él, y que pensaba que fue devorado.
Lo que Iosef pensaba lo expresó en el nombre de su hijo primogénito-
“Menashé, ya que me ha hecho olvidar Elohim todo mi agobio y toda la casa de mi padre” (Capítulo 41, versículo 51).
No es que el padre era partícipe del complot de los hermanos, Dios libre y guarde, sino que Dios ordenó su alejamiento de la casa del padre al mundo (como le ocurriera a Ismael y a Esav), tal vez por el orgullo de sus sueños y por el odio y la división que causó.
Gentileza sitio 929