La autorización de Artajshasta agrega un apéndice importante al permiso de Koresh (Ciro) y a la autorización de Dariavesh (Darío): el derecho de Ezrá de juzgar al pueblo acorde a la Torá, lo que transformó a Ierushalaim en el centro espiritual de todos los judíos de la diáspora.
El permiso de Artajshasta le fue concedido a Ezrá el Escriba como un documento personal, en vísperas de su inmigración a Ierushalaim en el año 7 del reinado de Artajshasta, pero la mayoría de sus artículos conciernen a todos, y Ezrá es solamente el emisario del rey a fin de ejecutarlo. La autorización de Artajshasta permitió una ampliación adicional de los derechos de los judíos.
El objetivo de esta Aliá, inmigración, es diferente a la registrada en ocasión del permiso de Koresh. En esa oportunidad, la misma tenía el fin de construir el Beit Hamikdash, y ahora, es una especie de caravana que acompaña a Ezrá, el Escriba que se dirige a imponer la ley de la Torá en Iehudá.
Además del permiso de Dariavesh, relacionado con el mantenimiento del Templo y su economía, el rey nombró a Ezrá para ser el portavoz principal del Templo para la tesorería de las provincias del otro lado del río. También, el presupuesto anual del Templo establecido por Artajshasta era abundante (la suma necesaria para la adquisición de las ofrendas públicas es menos de la décima aparte de la presupuestada).
Artajshasta comprendió que si el Templo es una institución oficial, corresponde que todos aquellos que trabajan en él, sean considerados como personal del rey, que están exentos de los pagos impuestos al resto de los habitantes. Mediante esta orden, los Cohanim, Sacerdotes, se convirtieron en libres y pasaron a compartir el estatus de los que tenían privilegios especiales otorgados por el gobierno.
Ezrá fue nombrado juez supremo para todos los judíos residentes en las provincias del otro lado del río, y también fue establecido que para ellos, la ley de la Torá es la ley del rey, y que todo aquel que se opusiera a ello, sería duramente castigado. No existen artículos similares a éste en los permisos de los reyes anteriores. El derecho de la administración de justicia autónoma según la ley de la Torá y por medio de jueces que serán designados por Ezrá, también representaba un hecho revolucionario interno, y además decisivo para generaciones, hacia el exterior. Este derecho es el gran logro de Ezrá el Escriba, quien renunció significativamente a su honor personal, pero se mantuvo en su exigencia y también recibió todas sus solicitudes en lo concerniente a “para aprender la ley del Eterno, y para cumplirla y enseñar en Israel Sus mandamientos y preceptos” (Ezrá, capítulo 7, versículo 10). Dicha misión fue señalada explícitamente como la meta de su Aliá, inmigración, al inicio del permiso (Capítulo 7, versículo 14). Este derecho concedido a Ezrá para juzgar al pueblo conforme a la Torá, les fue otorgado luego a los líderes judíos en la Tierra de Israel y en la diáspora. A través de este derecho, Ierushalaim se transformó en un centro de Torá para todo el pueblo de Israel en la diáspora. He aquí, que este artículo en el permiso de Artajshasta fue el factor decisivo para la potenciación de Ierushalaim y de Iehudá, en general. La autorización de Artajshasta es tal vez, el eslabón más importante en el desarrollo de Iehudá en el periodo de gobierno de Ajimenesh.
Editado por el equipo del sitio de Tanaj
Extraído del Tanaj con el comentario de Daat Mikrá, ediciones Mosad HaRav Kuk Ierushalaim, Introducción al libro Ezrá y Nejemiá