La ciudad de la justicia

La ciudad de la justicia

Nejemiá interrumpe la construcción de la muralla en plena acción y actúa con mano dura contra los líderes del pueblo ya que considera que Ierushalaim puede ser construida y ser importante como ciudad santa, sólo si la sociedad que viva en ella se habrá de comportar conforme a  los valores de la justicia y la ley.

Nejemiá llega a Ierushalaim con la autorización del rey, a fin de construir a Ierushalaim, la ciudad “quebrada”. En los capítulos 1-4 y en el capítulo 6 se describe el proceso de un modo detallado, en el que puede verse una especie de círculo: los enemigos contemplan la construcción, reaccionan intentando detener la construcción, Nejemiá eleva una plegaria y desarrolla una acción práctica que posibilita la continuación de la construcción, y así, una y otra vez. El capítulo 5 interrumpe la secuencia, en lugar de que aparezca la reacción de  los enemigos acerca de la construcción, el capítulo trata sobre una  problemática interna del pueblo. En el capítulo 6, el texto vuelve al relato de la construcción de la  muralla y su finalización, después de 52 días (desde el inicio dela construcción).

¿Por  qué Nejemiá interrumpe la construcción de la muralla en plena acción, y no aguarda hasta su inminente finalización y entonces, en ese momento, dedicarse a las problemáticas internas? El interrogante se impone, ya que el pueblo ni siquiera se dirigió a Nejemiá solicitándole su ayuda, sino que profirió un grito de dolor, al aire. Nejemiá, por propia iniciativa, opta por involucrarse. Rompe las estructuras. Se enfrenta a sus socios en el liderazgo-los Jorim, y detiene la tarea de construcción, a fin de congregar a una “gran asamblea” (versículo 7)- a sus hombres que trabajaban en la construcción de la muralla. Les habla a los Jorim con contundencia-¿cómo es que ustedes, que me han ayudado en el rescate de los cautivos, subyugan a vuestros hermanos y yo los tengo que recuperar? ¡Ustedes se comportan sin la reverencia a Dios y provocan la profanación de su nombre! Luego, les dice que él y sus hermanos han condonado las deudas y exige que  el pueblo también lo haga-restituir los campos, a los hijos que llevaron como esclavos y condonar las deudas. Nejemiá no utiliza un mecanismo Halájico. Este pedido al pueblo de devolver los campos recibidos como prenda, de liberar a los hijos tomados como esclavos y condonar la deuda, no proviene de una concepción Halájica. Se trata de leyes concernientes al final del año sabático (condonación de deudas) y al año del Jubileo (restitución de las tierras y liberación de esclavos). Nejemiá actúa inspirado por la Torá, utiliza sus principios, pero no en los tiempos que la Torá lo establece.

Nejemiá no aguarda finalizar la construcción de la muralla, ya que considera que la construcción de Ierushalaim está supeditada al mejoramiento del comportamiento social.

Rabí Shlomó Alkabetz lo formula muy bien, en su poesía “Lejá Dodi”: “En ti encontrarán refugio los afligidos de mi pueblo, y la ciudad será reconstruida en su lugar original”-si “En ti encontrarán refugio los afligidos de mi pueblo”-pues entonces, sólo entonces: “la ciudad será reconstruida en su lugar original”. Así también, figura en Tehilim, el libro Salmos: “En aras de mis hermanos y amigos, pido que haya paz dentro de ti” (capítulo 122, versículo 8)-la referencia a Ierushalaim está también relacionada con la  hermandad y la amistad en el pueblo de Israel y también, en favor de  la casa de Dios, porque no resulta posible, una cosa sin la otra. Yeshaiahu denomina a Ierushalaim como “la ciudad santa” y también “la ciudad de la justicia”. Nejemiá continúa en su camino-la llama “la ciudad de la justicia” y exige que sea una ciudad de justicia.

La interrupción de la construcción en nuestro capítulo es una afirmación valorativa fundamental de Nejemiá, acerca de nuestra aspiración de convertir a Ierushalaim en la ciudad de  la justicia, y si llegara a ser una ciudad  de justicia, finalmente, se podrá concluir su construcción y será la ciudad santa.

Sintetizado por el equipo del sitio del Tanaj.

Extraído de una clase dictada durante la jornada de estudio de Tanaj, 5775.

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