La construcción del Templo comenzó con una gran expectativa, pero grande fue la desilusión al descubrir que el segundo Beit Hamikdash es más pequeño que el primero, e incluso la divinidad no mora en él. ¿Cuáles son las razones de ello? ¿Qué nos enseña a nosotros, en estos tiempos modernos?
Los constructores del Templo tenían un gran sueño-construir una casa pomposa a la que se dirigieran todos los pueblos, como el Templo de Shlomó. Esto puede contemplarse en las fechas simbólicas de las fases de la construcción: el altar fue inaugurado en Rosh Hashaná, un día universal, y a semejanza del Templo de Shlomó, que fue inaugurado en el séptimo mes. La construcción del Templo comenzó en el mes de Iyar, mes en el cual Shlomó comenzó las tareas de construcción del Templo. No obstante, tras algunos años, el trabajo de construcción fue interrumpido. El factor directo de ello es externo-el escrito hostil redactado por los enemigos de Iehudá y Biniamín. Además-existe también un factor interno-el desaliento del pueblo, que se puso de manifiesto en la profecía de Jagai: “Este pueblo dice: “No ha llegado el tiempo, el tiempo de que la casa del Señor sea reedificada" (Jagai, capítulo 1, versículo 2). Jagai alienta al pueblo: “La gloria postrera de esta casa será mayor que la primera” (Jagai, capítulo 2, versículo 9). Finalmente, el Templo fue construido. Sin embargo, la inauguración del segundo Beit Hamikdash es más pequeña y menos fastuosa que la del primero- es descripta solamente en tres versículos, la cantidad de sacrificios es menor a los realizados en la inauguración del primero y no desciende el fuego del cielo. La divinidad no se posa. ¿Por qué la divinidad no mora en el segundo Beit Hamikdash?
Reish Lakish en la Guemará Iomá supedita esto a la permanencia del pueblo en Bavel: “Si hubieran regresado todos con Ezrá, se hubieran asemejado a la plata (y no les hubiera faltado la Divinidad), que no se descompone, pero al haber llegado como puertas, ahora se asemejan al cedro, que sí se descompone“ (Iomá 9b). Rabí Iojanan le responde: aún si todos hubieran regresado, la divinidad tampoco habría descendido, ya que el Templo fue construido bajo auspicio persa: “Como está citado: Que Dios expanda a Iefet y que Él resida en las tiendas de Shem, es decir, a pesar de expandir a Iefet, la Divinidad mora en las tiendas de Shem“ (Iomá 9b). En un Templo como este, Dios no se halla de forma permanente. A diferencia del primer Beit Hamikdash construido tras la conquista de Ierushalaim como la ciudad del reino que unifica al pueblo en la tierra de Israel judía, en el segundo, el Templo fue construido en una ciudad aun no construida, en la tierra de Israel dominada por Persia. No cabe duda que el renacimiento del pueblo de Israel en las últimas generaciones es similar a los acontecimientos registrados en el época del primer Beit Hamikdash-en el 5708(1948) se estableció el Estado, luego fue liberada Ierushalaim a raíz de la reunificación en la guerra de los Seis Días, y el proceso se detuvo con la entrega del Monte del Templo. A fin de continuar dicho proceso y llegar a la construcción de un Templo como el primer Gran Templo requerimos de unión y de entrega total.
Sintetizado por el equipo del sitio del Tanaj, extraído de una clase dictada en una Jornada de Estudio en el año 5764.