La Meguilá de Eijá es el libro que fue escrito y leído al pueblo por Irmiahu y Baruj hijo de Neriá, en la época de Iehoiaquim, y fue quemado por Iehoiaquim. Todo lo escrito en el libro podía ser tolerado por Iehoiaquim, hasta que apareció la referencia a él y a su trono.
En el capítulo 36 del libro Irmiahu se relata acerca de la Meguilá que Irmiahu le dictó a su secretario, Baruj Ben Neriá. Irmiahu le ordenó a Baruj leerle el texto al pueblo, en un día de ayuno, fijado en el mes de Kislev. Baruj lee la Meguilá, y muy pronto ello trasciende hasta llegar a los príncipes que solicitan escuchar el relato directamente, de boca de Baruj. Baruj vuelve a leer la Meguilá ante ellos, y ellos, atemorizados, le transmiten el contenido de la misma al rey Iehoiaquim. Irmiahu y Baruj se esconden, y un hombre judío lee la Meguilá ante el rey. “Y sucedió que como Yehudí acabase de leer tres o cuatro columnas, (el rey) cortó el rollo con una navaja de escribano, y lo echó en el fuego que había en el brasero, hasta que todo el rollo se consumió en el fuego que en el brasero estaba” (Irmiahu, capítulo 36, versículo 23). El rey resuelve la problemática de la Meguilá, del modo que lo hacen algunos reyes: se desentiende del contenido, y la quema.
Primero, debemos comprender la época y el contexto del hecho. Iehoiaquim fue coronado por Paró Nejó. Tras 4 años de su reinado, se desarrolla la batalla de Karkamish, sobre el rio Éufrates, Egipto es castigado en la batalla, y Nebujadnetzar (Nabucodonosor) toma el control de la región. Un año después, en el quinto año del reinado de Iehoiaquim, se declara un ayuno en Ierushalaim, e Irmiahu lee ante el pueblo la Meguilá que provocó tanto asombro. ¿Cuáles eran esos contenidos misteriosos, que ocasionaron un horror tan grande en el seno del pueblo, y que provocaron la ira del rey, hasta el punto que él mismo arranque cada una de las hojas del relato y las quemara?
Según la tradición de Jazal, nuestro Sabios de Bendita Memoria (Tratado Moed Katán 26a), la Meguilá leída en este día de ayuno, era el relato de Eijá. El pueblo se reunió colmado de temor por la victoria de Nebujadnetzar, rey de Bavel, que tomó Ashkelon, e Irmiahu leyó ante ellos la Meguilá de la destrucción-¡una destrucción que se concretará en 17 años!
Irmiahu describe a un pueblo y un país en su desmoronamiento. La moral baja, altos impuestos, llanto e inseguridad en todo lugar. Las personas traicionan a sus prójimos. Abandonan el país debido a la pobreza y a las dificultades de la vida. Los caminos de Tzión están de duelo, no hay seguridad en los caminos, los Cohanim, los Sacerdotes se lamentan por el Templo desierto. El pueblo y los príncipes están atemorizados, mientras que el rey-desconectado de la realidad, percibe todo esto en la atmosfera intima de su cálido despacho, y no se estremece. No los caminos que están de duelo, ni la marcha al exilio, ni tampoco los portones desiertos y los Cohanim se lamentan. Tampoco las vírgenes.
Pero, según los conceptos de Jazal, nuestros Sabios de Bendita Memoria, en el Midrash, al escuchar el rey que “Sus adversarios se han convertido en cabeza” (Capítulo 1, versículo 5)-porque su poder pasará a sus enemigos, y esto ya no lo puede tolerar. Y borra el nombre de Dios, quema la Meguilá y evita ver la realidad que lo circunda.
Editado por el equipo del sitio del Tanaj.
Gentileza sitio DAAT.