La división entre Iehudá e Israel

La división entre Iehudá e Israel

Las raíces de la división entre Iehudá e Israel ya existían desde el primer momento en que estableció el reinado, y ninguno de los reyes de Israel logró unir totalmente a las tribus.

 

 “Y los contó en Bezek, y los hijos de Israel eran trescientos mil y los hombres de Yehudá treinta mil” (Versículo 8).

La división entre Israel y Iehudá es un tanto sorpresiva: he aquí que nos encontramos ante el inicio de un reino unificado, en los tiempos de Shaúl y David, ¡¿y cómo es que surge esta separación?!


 

Parece ser que el texto bíblico enfatiza intencionalmente también en estos capítulos, que la división entre Iehudá e Israel existe a lo largo de todo el camino, y que una de las grandes pruebas del rey será la de sobreponerse a ello. Y efectivamente, a lo largo del libro, ocasionalmente, el texto bíblico incluye como al pasar, esta división, en el relato. Así, por ejemplo, hacia el final de la guerra entre David y Goliat está citado: “Entonces se levantaron los hombres de Israel y de Yehudá y alzando el grito, persiguieron a los plishtim” (Capítulo 17, versículo 52). Y luego de ello, cuando David se convierte en una figura más protagónica, vuelve a enfatizarse: “Pero todo Israel y Iehudá amaban a David, porque salía y entraba delante de ellos” (Capítulo 18, versículo 16). En una fase determinada, en la continuidad del libro, en efecto, se divide el reino por algunos años, al coronar la gente de Iehudá a David como rey de ellos, tras la muerte de Shaúl, mientras que en Israel reina por un breve período Ish Boshet hijo de Shaúl (Vean en Shmuel II, capítulo 2, versículos 1-11). También hacia el final del libro, al concluir la rebelión de Abshalom, estalla una “pequeña” rebelión de Sheba Ben Bijri, que representa a las tribus de Israel que se rebelan contra David y contra Iehudá (Shmuel II, capítulo 2, versículo 20).


 

Así es recibido el mensaje, de que también los primeros reyes de Israel tampoco lograron unir filas en forma completa, y finalmente, la separación del reino tras la muerte de Shlomó (Melajim I, capítulo 12) no era sino una cuestión de tiempo. Las raíces de la separación ya existían desde el primer momento en que se estableció el reino, y ninguno de los reyes de Israel logró desarraigarlas antes de que provocaran la ruptura entre los dos reinos.


 

Editado por el equipo del sitio del Tanaj

Gentileza del sitio VBM de la Academia Rabínica “Har Etzion”

 

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