El proceso de elección de la reina, descripto en nuestro capítulo, con alusiones ocultas a otros relatos del texto bíblico, nos indica la actitud despectiva del rey hacia las mujeres.
La crítica del libro por el modo de elección de la nueva reina se insinúa a partir de la comparación con el relato de la elección de una joven virgen para el rey David, a su vejez (Melajim I, 1).
En los dos relatos se busca en todo el país, una joven virgen para el rey. Sin embargo, en el caso de David se busca una sola joven, mientras que en el caso de Ajashverosh reúnen “a todas las vírgenes, jóvenes de hermoso parecer“. Esta no es una diferencia menor.
¿Cuál es el destino de todas esas jóvenes que fueron llevadas al rey pero finalmente se decidió que no son las adecuadas? No tienen el mérito de volver al seno de sus familias o de casarse con quien deseen. Ellas regresan “a la casa de las mujeres” y allí viven como concubinas del rey (14).
La tragedia personal de cada una de estas mujeres es más que comprensible, y sólo pueden aspirar a que algún día, el rey la recuerde y la convoque nuevamente, para otra noche circunstancial (“y no venía más al rey, a menos que se complaciera el rey en ella, y fuese llamado por nombre“(14)
Esta crítica asoma también por medio de la mención alusiva de otro episodio: la propuesta de Iosef para la recolección de la cosecha (Bereshit 41, 34-37): en ambos casos, el rey asigna referentes, cuyo papel es el de recolectar, y la cosecha (o las jóvenes) reunidas las traen para ser custodiadas. A partir del nexo entre estos relatos, surge una crítica al rey y a su mecanismo de gobierno. El rey hace referencia a las mujeres cual si fueran cosecha que debe ser recolectada. La “concentración” de las mujeres de todo lugar al palacio real, donde son “custodiadas” por Hegué, en efecto da la sensación de recolección de objetos.
Editado por el equipo del sitio del Tanaj.
Gentileza del sitio VBM de la Academia Rabínica Har Etzion.