La figura de Ezrá

La figura de Ezrá

Ezrá es un hombre de fe y referente de estudio, hombre de  intención y  entusiasmo, confianza y fe.

El texto da cuenta de que Ezrá recibió dl rey Artajshasta todo lo que solicitó (capítulo 7, versículo 6), y el pidió: a. Permiso para la inmigración a Israel b. Derechos para el Templo y los que prestan servicio en él c. El cargo de juez supremo de todos los judíos residentes del otro lado del río.

Dichas solicitudes no son exigencias políticas. Desde un inicio, renuncio al poder estatal administrativo. En lugar de ello, aparece como el portador de la Torá, como hombre de la confianza y la fe, con una tendencia al simbolismo.

Al revisar Ezrá el campamento de los inmigrantes en la zona aledaña al Tigris y no hallar allí a los Leviim, no se queda tranquilo hasta que encuentra un número de Leviim y los incorpora al grupo de inmigrantes (capítulo 8, versículos 15-19), debido a su rol específico en el servicio del Templo. Y más aún: para que la salida de Bavel sea similar al éxodo de Egipto e incluya a todos los estamentos que nos son conocidos de la Torá.

Un dato adicional que da cuenta del afecto de Ezrá por lo simbólico: él y su campamento abandonaron Bavel, precisamente, dos días antes de Pesaj (capítulo 8, versículo 31). Resulta que tenía la intención de cruzar el Éufrates en la primera noche de Pesaj o en la séptima. Así también, el ingreso a Ierushalaim en el inicio del mes de Av, no fue casual. Debe verse en ello una intencionalidad simbólica adicional que al llegar a Ierushalaiam eleva ofrendas “doce novillos por todo Israel” (capitulo 8, versículo 35), es decir, por las doce tribus de Israel, a pesar de que la mayoría de los inmigrantes eran de las tribus de Iehudá, Biniamín y Leví.

Ezrá enseña la Torá y en función de ello transmite la prohibición de casarse con todos los no judíos (capítulos 9-10), y así, allanó un nuevo camino a los Sabios de la Halajá que continuaron su senda.

Ezrá pasó la instrucción de la Torá a los Sabios provenientes de todas las capas del pueblo, y esa era una idea osada de quien pensaba en nuevas regulaciones. Su imagen como tal, se refleja en la tradición de Jazal, nuestros Sabios de Bendita Memoria: las más salientes, son: la modificación de la escritura antigua y sacra, estableciendo en su lugar, la escritura cuadrada,, y el establecimiento de tiempos para la lectura pública de la Torá y su traducción al lenguaje del pueblo.

Cuando Ezrá se enoja por los actos del pueblo se entristece y se arranca su cabello, llora y reza, y de ese modo influye sobre el pueblo congregado a su alrededor (capítulo 9).

Todo lo que hemos recibido en alusión a Ezrá lo reflejan como un clérigo, un hombre de intención y entusiasmo, de confianza y fe, un hombre estudioso, que no está capacitado para una función en la cual se requiere del uso de la fuerza y una constante lucha con la realidad,  supeditada a las condiciones económicas y políticas.

Editado por el equipo del sitio del Tanaj

Extraído del Tanaj con el comentario Daat Mikrá, ediciones HaRav Kuk Ierushalaim, Introducción a los libros de Ezrá y Nejemiá

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