La influencia del profeta después de su muerte

La influencia del profeta después de su muerte

Aunque Elishá murió como cualquier persona, y no ascendió al cielo en un torbellino como Eliahu, su influencia profética continúa también después de su muerte.

La gran diferencia básica entre la descripción de la partida de Elishá y la descripción de la partida de Eliahu está en el hecho de que Eliahu no murió, sino que ascendió vivo al cielo, en un torbellino, mientras que Elishá murió y fue sepultado como toda persona.

La partida de Eliahu del mundo, estando vivo, en el marco de su actividad profética, tenía el propósito de permitir su regreso al mundo a fin de mejorar aquello que resultaba imperfecto en su accionar profético descrito en el libro Melajim. Su vida fue tal vez truncada en la mitad de la misma, y está destinada a ser completada en las futuras generaciones.

Esto no puede ser dicho en alusión al período de la profecía de Elishá: él finalizó su función profética en el transcurso de alrededor de dos generaciones, de un modo que no impone ninguna modificación ni complemento. Es por ello que Elishá murió de anciano y colmado de acciones como otras muchas personas, entre ellas, también profetas.

He aquí que la descripción de la partida de cada uno de estos dos profetas se adapta a su estilo de actividad profética en el curso de su vida, más allá de la gran y básica diferencia entre las muertes de Eliahu y Elishá, parece que hay una tendencia “a compensar” a Elishá por su muerte igual a las de todas las personas, y asemejar en parte su muerte a la partida de Eliahu: así como la partida de Eliahu no refleja el cese de su actividad, sino todo lo contrario-la posibilidad de su retorno al mundo para llevar a cabo acciones correctivas, así también, la muerte de Elishá no implica el final de su actividad profética. Las acciones del profeta en vida, e incluso sus huesos en la tumba, continúan influyendo también tras su muerte: en el primer episodio, Elishá actúa conjuntamente con el rey de Israel, en una acción cuyas consecuencias militares y políticas se harán realidad sólo después de la muerte del profeta; en el segundo caso, el contacto de un muerto con los huesos de Elishá provoca la resurrección del muerto, poniéndose de pie.

Así, se genera en nuestro corazón una actitud dialéctica hacia la muerte de Elishá: por un lado, Elishá, a diferencia de Eliahu, muere como todas las personas, y de ese modo concluye su actividad como profeta. Por otra parte, su muerte no es un punto final, e incluso tras su muerte y sepultura, su actividad profética se extiende y diversos actos milagrosos son realizados gracias a él después de su muerte.

Editado por el equipo del sitio del Tanaj

Cortesía sitio VBM de la Academia Rabínica Har Etzion

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