Nevujadnetzar corona a Mataniá y cambia su nombre por el de Tzidkiahu. ¿Qué es lo que este nombre insinúa?
Tras el exilio del reino de Shomrón, se aproxima el final del reino de Iehudá. Yoshiahu fue abatido en la batalla de Meguido por Paró Nejó y quien corona a su sucesor es, ni más ni menos que el rey de Egipto. El reino de Iehudá se convierte en una provincia de Egipto. Para reflejar la subordinación del reino de Iehudá a Egipto, el rey de Egipto le cambia el nombre a Eliakim, el hijo de Yoshiahu, llamándolo Yehoiakim. Aparentemente, no hay ningún cambio del sentido a partir del nombre nuevo, a excepción de que el nombre de Dios “El” fue reemplazado por “Havaie”.
Otra medida adoptada por Nevujadnetzar que toma el control de la región a posteriori. Somete a Yehoiakim durante tres años y tras su muerte exilia a su hijo Yehoiajín con todos los príncipes y valientes a Bavel. Deja en la Tierra de Israel sólo a los pobres y corona al segundo hijo de Yoshiahu, Mataniá. Y también cambió el nombre de Mataniá por el de Tzidkiahu, como lo hiciera el rey de Egipto. ¿Acaso en este caso, el cambio de nombre conlleva sentidos adicionales, además de reflejar la subordinación del reino de Iehudá al rey de Bavel?
Parece que hay una diferencia esencial entre los nombres. Yoshiahu denomina a su hijo con un nombre que manifiesta el regalo concedido por Dios-un hijo que podrá ser el heredero del trono y continuar eternamente la dinastía de la Casa de David. Sin embargo, el rey de Bavel, a partir del cambio del nombre, expresa involuntariamente otra declaración Divina, y es que debe justificarse el juicio del reino de Iehudá. Aunque Dios prometió que la Casa de David sería eterna, resulta imposible abstraerse de sus malas acciones.
Nevujadnetzar, muestra involuntariamente al pueblo que quedó en Tzión, que debe aprender de los episodios de exilio previos, justificar su juicio y retornar a Dios, ya que,de lo contrario, el Templo será destruido, como finalmente, efectivamente ocurrió. La ceguera de Tzidkiahu en manos del rey de Bavel (capítulo 25, versículo 7) es una muestra de que no aprendieron del pasado y se encaminron ciegamente hacia su castigo.