En las leyes de la Torá no se menciona ningún permiso al acreedor para tomar a los hijos de su madre por una deuda contraída por el padre ya fallecido. ¿Acaso conocían esto en el reino de Israel y se desentendieron de ello, como en el servicio al Baal? ¿O tal vez, se olvidaron por completo del pacto en Sinai?
En nuestro capítulo encontramos una de las descripciones más estremecedoras del Tanaj-“ Tu siervo, mi marido, es muerto...y el acreedor ha venido con el fin de llevarse mis dos hijos por siervos” (versículo 1). El profeta Elishá pudo salvar a la mujer y a sus hijos, solo mediante el milagro de la vasija de aceite, -de modo que pudo pagar la deuda. El milagro es similar a los otros milagros de Elishá-una mujer estéril que habrá de dar a luz después de un año, y la reanimación de un niño muerto como consecuencia de un golpe de calor. Sin embargo, el profeta no puede influir en el acreedor para que no tome a los niños como esclavos, ni tampoco para ayudar a la mujer en el juicio contra el acreedor, aunque tenía fuertes vínculos con la Casa real y con el jefe del ejército (13).
De aquí se infiere que en esos tiempos, la ley del reino de Israel se hallaba del lado del acreedor y no impedía la separación de los hijos de su madre, por una deuda que no podían pagar. El profeta no tenía influencia alguna en la sociedad israelita, ni siquiera para la recaudación de fondos a fin de pagar la deuda. En las leyes de la Torá no se menciona ningún permiso al acreedor para tomar a los hijos de su madre por una deuda contraída por el padre ya fallecido. En referencia al prestatario, la Torá señala: “no seas para con él como acreedor. No habrán de imponer sobre él interés” (Shemot, capítulo 22, versículos 24-26). Cada nnoche, el acreedor debe devolver la vestimenta nocturna, ya que de lo contrario “¿en qué habrá de dormir?”. ¿Acaso conocían esto en el reino de Israel y se desentendieron de ello, como en el servicio al Baal? ¿O tal vez, se olvidaron por completo del pacto en Sinai?
A veces cuando realizo un paseo por Tel Dan, y veo allí un magnifico altar israelí, construido con piedras cinceladas, al cual se asciende por escalinatas, en estricta contravención de lo establecido por la Torá (Shemot, capítulo 20, versículos 21-22), siento un fuerte deseo de encontrarme con alguno de los hombres de la época de Yarovam y preguntarle-¿Acaso han hecho lo contrario en lo concerniente a todas las leyes de la Torá de Moshé o solo en algunas? De todos modos, resulta claro que en ese entonces, la ley de los esclavos en Israel no era acorde a la Torá sino conforme al entorno social de la época.
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