La percepción de que Eliahu decretٕó por sí mismo la sequía, plantea algunos interrogantes difíciles y por lo tanto, parece que el decreto fue por orden de Dios. En el capítulo es enfatizada la protección Divina desplegada sobre Eliahu. Su profecía avanza y se desarrolla hasta que logra la resurrección de los muertos.
El decreto de la sequía por parte de Eliahu, aparentemente, se refleja como un arrebato espontáneo a partir del celo por el honor de Dios. Conforme a esto, hay quienes explicaron la continuación del versículo como una senda “educadora” que llevaría a Eliahu a renunciar a su celo. No obstante, esta explicación que sostiene que Eliahu decretó la sequía por sí mismo, deja muchas preguntas sin respuesta:
A lo largo de toda su trayectoria, Eliahu actuó como un enviado de Dios. La mayoría de sus acciones fueron precedidas por un imperativo Divino, ¿y por qué, haría aquí una excepción?
Si el envío de Eliahu a Najal Krit y a Tzarfat era para educarlo, pues vemos, que no logró su objetivo. Eliahu no se retractó, hasta que Dios no se lo ordenó explícitamente.
El hecho cobra mayor fuerza con el resentimiento de Eliahu: “¡Oh Señor, Dios mío! ¿Has hecho mal también a la viuda…?” he aquí que su postura era contraria al decreto de la sequía general. Pues entonces, resulta claro que no fue él, el promotor de la sequía.
“…hoy mismo sea conocido que Tú eres Dios de Israel y que yo soy Tu siervo; y que por orden Tuya he hecho todas estas cosas” (Capítulo 18, versículo 36)-En este preciso punto, Eliahu Eleva una plegaria para probar su inocencia: la sequía no fue una iniciativa personal de él, sino que todo lo que hizo fue por orden de Dios.
Por lo tanto, vemos que lo relatado en nuestro capítulo no es una crítica a Eliahu, por el contrario, se hace hincapié en la protección Divina desplegada sobre el profeta a fin de protegerlo de Izevel. Su ocultamiento vino a salvarlo a él y a su promesa de sus perseguidores, y de ese modo, lo determinante de su profecía. El capítulo enseña acerca de la protección de Dios, que apareció con dos facetas: castigó al pueblo que traicionó el pacto con Dios, deteniendo la lluvia, y por otro lado, concedió defensa y protección milagrosas a los temerosos de Dios.
Parece que la senda que tomó Eliahu era un camino “educativo”, pero su tendencia era totalmente diferente. La profecía de Eliahu avanzó y se desarrolló en esta tendencia. Al principio, era un enviado para transmitirle la palabra de Dios a Ajab. En la continuidad, se convirtió él mismo en el tema de la profecía y su destino se identificó con ella. Luego, le fueron entregadas las llaves y Eliahu le llevó la palabra de Dios a la viuda de Tzarfat. Por último, al resucitar al hijo de la viuda, supuestamente, Eliahu estuvo frente al decreto del Cielo y logró la resurrección de los muertos.
Editado por el equipo del sitio del Tanaj, extraído del libro “Mikdash Melej-Iyunim beSefer Melajim”, de ediciones Midreshet HaGolán.