El pueblo no sabe cómo actuar en una situación política compleja. El profeta le dice al pueblo que si habrán de actuar según la escala de valores requerida, pues esa será la salida del enredo, y la respuesta de Dios no demorará en llegar.
En este capítulo, predomina lo oculto por sobre lo manifiesto. Cuesta entender quién es el que pregunta y quién, el que responde. Un lenguaje de proximidad entre Dios y Su pueblo es reemplazado por una dura reprimenda, y tú te preguntas-¿acaso los conceptos aquí mencionados son un reproche o son palabras de consolación? ¿Acaso hay aquí una profecía para el futuro o se trata de una descripción de la situación actual en Iehudá?¿Acaso los conceptos están dirigidos a los enemigos de Israel o quizás, al pueblo que reside en Tzión, o tal vez, a todos al mismo tiempo?
Tal vez sea posible decir que los conceptos mencionados en este capítulo hacen referencia a la situación compleja, en la cual el pueblo se encuentra en una encrucijada y no sabe cómo debe actuar. Todas las opciones están abiertas y cada paso tiene un costo. En esta fase, ya hay enseñanzas históricas, de las cuales queda cada vez más claro que el pueblo de Israel puede llegar a pagar un alto precio por su comportamiento. Por consiguiente, el profeta utiliza el poder de su visión y su condición como enviado de Dios, y les dice que Dios desea cubrirlos y protegerlos de las fuerzas de los grandes conquistadores de aquellos tiempos. Pero deben comprender que la alta capacidad y el poderío militar de los enemigos de Israel, también son parte del plan Divino.
Aparentemente, se trata de una contradicción difícil de entender, y por ende, nuestro capítulo también está escrito y estructurado de una manera difícil de comprender. Pero, además de ello, una serie de versículos que se supone que deben servir como líneas directrices al pueblo de Israel, están entrelazados con pautas que vienen en su ayuda a fin de hallar la vía correcta que los sacará de la oscuridad de la confusión y la incapacidad de actuar correctamente, hacia la claridad del pensamiento y la acción que los guiará hacia el cumplimiento de la voluntad de Dios, y como consecuencia de ello, a la recepción de la ayuda de Dios para el rescate, la salvación y la continuidad del Templo y el reino de Iehudá.
Estos versículos entrelazados en el capítulo le brindan al pueblo residente en Tzión la escala de valores requerida para reconectarse con Dios “Y será la estabilidad de Tus tiempos una fortaleza de salvación, sabiduría y ciencia: y el temor del Señor será Su Tesoro” (versículo 6). La resiliencia de la sociedad judía será consecuencia de las salvaciones de Dios, por un lado, y por el otro, será resultado de la sabiduría y el conocimiento que derivarán en la comprensión de que el temor reverencial a Dios es el verdadero tesoro del pueblo de Israel. El nivel moral al que se debe aspirar es “Aquel que anda en justicias y habla rectitudes, que rechaza con desprecio la ganancia de opresiones, que sacude sus manos de contacto con el soborno” (versículo 15). En un contraste marcado con la corrupción descrita en el capítulo 1, se requiere una fe absoluta en Dios “Porque el Señor es nuestro Juez, el Señor es nuestro Legislador, el Señor es nuestro Rey; Él nos salvará” (versículo 22).
Dichos valores son la salida de la maraña y de la situación incierta en la que se halla el pueblo de Israel. Si el pueblo de Israel actuara de esta manera, si se registrara un despertar del propio pueblo, pues serían merecedores de una reacción Divina: “Ensalzado es el Señor, porque Él habita en las alturas; ha llenado a Tzión de equidad y de justicia” (versículo 5). El mismo Dios ayudará a desarrollar en Tzión una vida en la que haya amor al prójimo y una conducta de honestidad y justicia.
Esta vida será mejorada, hasta el punto que su consecuencia será que: “Tus ojos contemplarán al rey en su hermosura, verán la tierra dilatada” (versículo 17). Transitar a la luz de esos valores provocará que el rey que los gobierna, proyecte sobre ellos sus cualidades de belleza: que imparta un juicio justo, un líder que ejerza su mejor influencia sobre sus súbditos y los conduzca a una vida buena, que se supone son parte del pueblo que camina a su luz. Pero hay un rey adicional, y ese es Dios, que a través de sus salvaciones y de la abundancia que traerá a Ierushalaim y sus habitantes, pondrá de manifiesto de manera concreta su belleza, es decir, su generosidad y bondad infinitas que habrán de llegar al pueblo de Israel. De modo, que, a partir del enredo y la confusión, hay una vía para salir hacia la luz y la salvación.
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