La vaca roja “el precepto supra-racional de la Torá

La vaca roja “el precepto supra-racional de la Torá

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RASHI: Porque el Satán y las naciones del mundo afligen al pueblo judío, diciendo: “¿Qué es este precepto? ¿Cuál es su objetivo?” Por eso la Torá utiliza el término juká (precepto supra-racional). [Dios dice:] “Es Mi decreto personal. No tienes permiso de especular sobre él”.*
RAMBÁN: Las naciones se burlan del pueblo judío por esta mitzvá, por un motivo similar al de su burla del chivo expiatorio de Iom Kipur — porque se lo sacrifica fuera del Santo Templo.
BEÉR MÁIM JAÍM: El origen de la burla es la ley que la persona pura que realiza el proceso se vuelve impura, y sin embargo la persona impura sobre la que se realiza el proceso se vuelve pura. Por supuesto, encontramos también semejante fenómeno en la naturaleza(por ejemplo, el calor ablanda el estaño pero endurece un huevo), pero uno no puede traer pruebas de la naturaleza para explicar las mitzvot de Dios.
OR HAJAÍM: ¿Por qué utiliza el versículo la expresión “Este es el precepto supra-racional de la Torá”, como si fuera que esta mitzvá es representativa de toda la Torá?
Porque las leyes de pureza e impureza ritual expuestas aquí traen a la luz el efecto de la Torá sobre el pueblo judío. Al recibir la Torá, el pueblo judío se convirtió en un pueblo santo, y por eso este se volvió una atracción para la impureza espiritual. Así, irónicamente, un cuerpo judío se vuelve ritualmente impuro tras la partida del alma en razón de la inmensa santidad del cuerpo que atrae a la impureza, similar a un jarro de miel vacío que atrae a moscas e insectos.
Una explicación adicional: al escribir “este es el precepto supraracional de la Torá”, el versículo insinúa que si la persona observa esta mitzvá, se le considera que observó toda la Torá. Pues observar una mitzvá que no tiene sentido alguno demuestra su poderosa fe y compromiso para observar también todas las demás mitzvot.

 

Torat Menajem
“EL PRECEPTO SUPRA-RACIONAL DE LA TORÁ” (V. 2)
En su comentario sobre Parshat Toldot, Rashi define jukím (preceptos supra-racionales): “Cosas que la Inclinación al Mal y las naciones del mundo cuestionan —como comer cerdo o vestir shaatnez— porque no tienen lógica. Más bien, son decretos del Rey; Sus estatutos para Sus sirvientes” (Rashi sobre Bereshit 26:5).
Del mismo modo en Parshat Ajaréi, Rashi escribe: “Son decretos del Rey, que la Inclinación al Mal cuestiona: ‘¿Por qué hemos de observarlos?’.
Y las naciones del mundo cuestionan. Ejemplos de ellos son comer cerdo, vestir shaatnez y la purificación ritual con el salpicado de agua. Por eso dice el versículo: ‘Yo soy Dios’ — Yo lo decreté sobre ustedes, y no tienen derecho a eximirse” (Rashi sobre Vaikrá 18:4).
Pero aquí Rashi escribe: “El Satán y las naciones del mundo afligen al pueblo judío, diciendo: ‘¿Qué es este precepto? ¿Cuál es su objetivo?’...
[Dios dice]: ‘Es Mi decreto personal. No tienes permiso de especular sobre él”.
Ciertas diferencias son evidentes entre los comentarios de Rashi:
a) En los casos anteriores, la Inclinación al Mal era el origen de la oposición a la observancia de los preceptos supra-racionales, mientras que aquí esta no se menciona en absoluto. En cambio, sus oponentes son el Satán y las naciones del mundo.
b) En las instancias previas, los oponentes a los preceptos supra-racionales los habían “cuestionado”, pero aquí Rashi escribe que sus oponentes “afligen” al pueblo judío.
¿Por qué, entonces, se considera supra-racional esta mitzvá?
Y por último, ¿qué problema inquietaba a Rashi aquí que lo condujo a hacer su comentario? Ciertamente no era la definición del término jok (precepto supra-racional), pues él lo aclaró en muchas otras ocasiones, como se citara.
LA EXPLICACIÓN
A Rashi le inquietó la expresión: “Este es el precepto supra-racional de la Torá”, lo que sugiere que la vaca roja es el único precepto supra-racional en toda la Torá, y claramente no es así.
Lo que la Torá debe estar diciendo, dedujo Rashi, es que hay dos categorías de jukím, y la vaca roja es única incluso entre los demás preceptos supra-racionales. Si bien los demás jukím (como la prohibición de comercerdo o vestir shaatnez) desafían la comprensión, no son incomprensibles por completo. De hecho, incluso el salpicado del agua que contiene las cenizas de la vaca roja (a lo que Rashi hace referencia en Parshat Ajaréi) es un tanto comprensible, pues sabemos del caso de la mikvé (baño ritual) que la impureza se elimina con agua, y Rashi no llama esto supraracional en ningún lugar.
Más bien, es el faenado ritual y la ofrenda de la vaca roja lo que parece totalmente irracional. La vaca roja no podría considerarse un sacrificio animal, pues no se ofrendaba sobre el Altar sino que se preparaba por entero fuera del campamento, en contraste con todos los demás sacrificios que deben ofrendarse dentro del Santo Templo. Pero, por el otro lado, sí parece ser una ofrenda sagrada (y no apenas un medio de preparación de las cenizas para el agua de salpicado), pues: a) debe ser ofrendada por el vice Sumo Sacerdote (Rashi sobre el v. 3), b) que debe volverse hacia “el frente de la Tienda de Reunión” (v. 4), y c) el propio Rashi afirma que “es como las demás ofrendas sagradas” (v. 9). Por lo que la vaca roja es una paradoja: tiene muchos signos de ser un genuino sacrificio animal para Dios, ¡y sin embargo no puede ofrendarse en el Santo Templo!
(A primera vista, la vaca roja no parece ser única en este sentido, pues vemos que el chivo expiatorio de Iom Kipur también es muerto fuera del Templo (como observa Rambán — véase Preguntas Clásicas sobre el v. 2).
Sin embargo, los dos casos no son del todo iguales, pues: a) Algunos de los procedimientos del chivo expiatorio son realizados dentro del Templo, [como ser su elección mediante sorteo (Vaikrá 16:7-10) y la confesión del Sumo Sacerdote que se realiza sobre él (ibíd. v. 21)]. Todos los procedimientos de la vaca roja, sin embargo, se realizan por entero fuera del Templo. b) El motivo de que se lleve el chivo expiatorio fuera del Templo está claramente documentado en las Escrituras: “para cargar sobre sí todos los pecados a una tierra deshabitada” (ibíd. v. 22). No se ofrece ninguna explicación, empero, de por qué debe ofrendarse la vaca roja específicamente fuera del Templo, algo totalmente irracional para una ofrenda sagrada).
LA VACA ROJA Y LA INCLINACIÓN AL MAL
En base a lo anterior, podemos explicar ahora por qué Rashi no escribió que la mitzvá de la vaca roja es criticada por la “Inclinación al Mal”, como afirma en el caso de los otros preceptos supra-racionales.
Es bastante comprensible que Dios, que no puede ser captado por la mente humana, pueda emitir preceptos que similarmente no puedan comprenderse.
Lo que es difícil de entender es una mitzvá que tiene tanto elementos racionales como irracionales. En tal caso, la Inclinación al Mal (o las naciones) podrían argumentar: “¿Por qué les daría Dios un precepto que parece tener sentido pero que también no tiene sentido? ¿Dios quiere que se identifiquen con este precepto o no? ¿Por qué lo ha hecho tan confuso? Y este argumento es tan fuerte que una persona podría querer rechazar la mitzvá por completo, por lo que Rashi recalca (en Parshat Ajaréi): “No tienen derecho a eximirse”.
No obstante, el faenado y ofrenda de la vaca roja fuera del Templo no tiene ningún sentido. Por lo tanto, la Inclinación al Mal carece de un argumento sólido, pues todos entienden que es probable que la orden de Dios no tenga sentido. La única dificultad que puede surgir es la burla de los demás, como escribe Rashi: “El Satán y las naciones del mundo afligen al pueblo judío, diciendo: ‘¿Qué es este precepto? ¿Cuál es su objetivo?’”.
Pero como no hay un desafío real contra la observancia de esta mitzvá, a Rashi no le preocupó que alguien pudiera “eximirse” totalmente de ella. En cambio, Rashi escribe que para superar las burlas de los demás, uno apenas necesita tener presente que este es “Mi decreto personal” y por lo tanto es innecesario especular acerca del significado de esta mitzvá (“No tienes permiso de especular sobre él”). Debe cumplirse sencillamente porque es la voluntad de Dios.
(Basado en Likutéi Sijot, vol. 8, pág. 123 y ss.)

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