La vejez en el libro Kohelet

La vejez en el libro Kohelet

Kohelet describe la vejez de una forma detallada y dura, pero al final de la descripción, deja una esperanza: la permanencia del alma, y su retorno a su fuente Divina.

La vejez es mencionada en el relato bíblico, generalmente, como un punto máximo en el desarrollo de la persona. El anciano es el respetado, el líder de la congregación, la autoridad.

A diferencia de ello, en el capítulo 12 de Kohelet figura una larga y muy dura descripción de la vejez. La descripción está compuesta por imágenes, y concede la libertad de imaginación para contemplar el deterioro de la persona, y el proceso de su pérdida de fuerza.

Kohelet comienza con una descripción del clima de la época de la vejez:

“Mientras no se oscurezca el sol, y la luz y la luna y los astros; y hayan de retomar las nubes en pos de la lluvia” (Versículo 2)

Se describe una sensación de oscuridad y penumbra: las fuentes de la luz desaparecen una tras otra, y hay una sensación pesada como la de un día de invierno oscuro y gris: “y hayan de retomar las nubes en pos de la lluvia”.

En los versículos 3-6, Kohelet describe el cuerpo del anciano que se desintegra y deja de cumplir su papel. Se pueden comparar las imágenes de Kohelet con las diferentes enfermedades que azotan a la persona, en particular, en su vejez, y de un modo general, es descripta una debilidad que no le permite a la persona dominar su entorno, y el socavamiento de los sistemas internos, que convierten a la persona en débil y dependiente. Además de ello, se describe el estado anímico del anciano en el ocaso de sus días (Versículos 4-5): todo elemento se transforma en un obstáculo, y el anciano se recluye en su hogar en soledad, y siente como si ya lo estuvieran velando. Como es habitual en el libro Kohelet, la descripción, en su inicio y su final, está enmarcada  en una moraleja, en una enseñanza:

En el inicio: “pero has de recordar a tu Creador en los días de tus mocedades, mientras no vengan los días del mal y hayan de llegar años en los que habrás de decir: “No tengo en ellos deseo" (Versículo 1)

Y en el final: “Y haya de volver el polvo sobre la tierra como era, mientras que el hálito habrá de volver a Elohim, quien lo había dado. ¡Absurdo de absurdidades! Ha dicho el Kohelet; todo es absurdo!” (Versículos 7-8).

En el versículo de apertura (1), el mensaje es recordar a tu creador mientras aún tengas fuerza.

No obstante, el versículo 8 concluye diciendo que todo es absurdidad, es decir: la vida no tiene sentido y la muerte tampoco. Sin embargo, el versículo 7 arriba a otra conclusión: este versículo es uno de los pocos que en el relato bíblico menciona la permanencia del alma. Justamente, en la descripción de la vejez, Kohelet menciona el alma, su eternidad, y su fuente Divina. Y acorde a ello, la conclusión de la descripción de la vejez es que la muerte es lo que completa el círculo. El cuerpo regresa a la tierra, como antes. El alma retorna a su fuente Divina, se fusiona con la Divinidad, y allí debe rendir cuentas acerca de sus logros y sus fracasos.

Editado por el equipo del sitio del Tanaj

Gentileza sitio Daat.

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