Dios atormenta al profeta para que no se una a los rebeldes, y que tampoco tema en absoluto de Ashur, sino sólo de Dios. ¿Pero cuál es esa “tercera vía”, en la cual el profeta contempló la única forma de salvación?
“Tomen consejo, mas será frustrado; hablen la palabra, mas no tendrá efecto, porque Dios está con nosotros” (versículo 10); sorprende descubrir este conocido versículo en su sentido profético, tan opuesto a su sentido inicial, se adapta de modo excepcional al eslogan de los rebeldes contra Ashur (¡y tal vez, hasta les resultó útil!). pero el prodeta viene a decir, que toda rebelión contra Ashur habrá de fracasar-“cíñanse, pero serán quebrantados” (colóquense un cinturón de guerra, pero serán quebrantados-versículo 9) ¡ya que Dios está con Ashur!
Dios atormenta al profeta para que no anduviese “en el camino de este pueblo” (versículo 11)-no unirse a los rebeldes (los partidarios de Pekaj y Retzín) y que tampoco tema en absoluto de Ashur (como Ajaz), sino sólo de Dios. ¿Pero cuál es esa “tercera vía”, en la cual el profeta contempló la única forma de salvación? ¿Una vía cuyo desprecio derivará en una tragedia?
“Las aguas del Shiloaj que avanzan mansamente” en la voz de Yeshaiahu es una definición vinculante de una cosmovisión profética frente a la historia turbulenta. Ya que la salvación de Dios en boca de Yeshaiahu no será inmediata, sino que llegará lenta y paulatinamente, aún si hay en ella altibajos, incluso si ahora Dios impone que el mundo sea gobernado por Ashur (Asiria) o Bavel (Babilonia), Persia, Medea o Roma, Europa o América, una superpotencia cambiante.
La vía Divina presentada por el profeta no tenía muchos adeptos. Yeshaiahu se encerró con los niños, los hijos y los alumnos, y por primera vez en la profecía se escucha una esperanza de luz que provendrá del ocultamiento, que incluso es contemplada por la Torá:
“Ataré el testimonio, sellaré la ley entre mis discípulos. Y yo aguardaré al Señor, que ha ocultado Su rostro de la casa de Iaacov; y Le esperaré a Él; He aquí que yo y los hijos que me ha dado el Señor, somos para señales y para signos en Israel” (versículos 16-17);
“El pueblo que anda en tinieblas, vio una gran luz” (Capítulo 9, versículo 1);
Uno de los niños que se hallaba junto al profeta (cercano a la familia real) era el niño Jizkiahu, destinado a reinar bajo e milagroso consejo de Dios “sobre el trono de David y sobre su reino...con juicio y justicia...” (capítulo 9, versículo 6).
Cortesía sitio 929