En nuestro capítulo se describe el modo de purificación de los Cohanim (Sacerdotes) para el servicio en el Mishkán. Desde entonces, cada mañana los Cohanim recibían la orden de lavar sus manos y sus pies en la pileta, antes de iniciar su tarea. ¿Cuál es el significado de dicho lavado? ¿Acaso hay alguna relación entre ese lavado y nuestro lavado de manos cada mañana?
Cada mañana, los Cohanim (Sacerdotes) lavaban sus manos y sus pies en la pileta del Beit Hamikdash antes de comenzar el servicio sagrado (Versículos 30-32). Esta acción es denominada en el lenguaje bíblico como “Rejitzá” (Ablución), no obstante en la literatura de nuestros Sabios de Bendita Memoria es llamada “purificación de las manos y los pies” (Mishná Tamid, 1,4). Esta modificación no es casual. El vocablo “Rejitzá” (Ablución) puede ser interpretado como un acto por medio del cual se quita la suciedad o la impureza, pero el vocablo “Kidush” (santificación) utilizado por nuestros Sabios de Bendita Memoria, tiene una connotación positiva. ¿Cuál es el significado de la purificación de los Cohanim, cada mañana?
Cuando Aharón y sus hijos fueron consagrados al sacerdocio ellos se sumergieron, vistieron la indumentaria de los Cohanim y fueron ungidos con aceite (Versículos 12-15). Desde entonces, cada día replicaron los Cohanim los tres componentes de la ceremonia original de transición: inmersión, vestir la indumentaria de los Cohanim y la santificación en las aguas de la pileta. El lavado es un componente significativo en la función de los Cohanim, a tal punto que el Cohen que desarrolla la tarea o siquiera ingresa al Heijal (salón principal) sin santificarse, es considerado como un ajeno, y su castigo es la muerte.
En el texto bíblico figura explícitamente que la función encomendada a Aharón y a sus hijos, de prestar servicio en el santuario, tiene vigencia perpetua (Versículo 15). Pues entonces, ¿por qué debían los Cohanim purificarse cada día nuevamente? La respuesta parece estar en una concepción fundamental de la vida por la cual cada día renacemos. En la plegaria con la cual inauguramos cada mañana, “Modé Aní” (Agradezco yo), el hombre le agradece a Dios por haberle restituido el alma, como si fuera una recepción renovada del alma, cual si fuera la renovación del nacimiento. La posibilidad de mirar la vida que comienza cada día de nuevo, nos permite ver con nuevos ojos a ella y al mundo que nos rodea.
El gran peligro de la vida es olvidar lo principal, y el desafío es el de vivir siendo conscientes de las cosas realmente importantes. Una ceremonia de estas características, que se lleva a cabo cada mañana, y refleja cada día el objetivo de la vida, nos puede permitir vivir siendo conscientes del interrogante acerca de quiénes somos y cuál es nuestra función en la vida. La ampliación de la ceremonia de purificación de los Cohanim como un precepto diario, que tiene cada hombre y mujer, está explicada en el Kitzur Shulján Aruj (un resumen del Shulján Aruj, escrito por el Rabino Shlomo Gantzfried y publicado en 1864): porque la persona que se levanta cada mañana de su cama es como una nueva criatura para servir al Creador Bendito Sea, por ende, debe purificarse, y lavar sus manos, como el Cohen que purificaba sus manos cada día antes del comienzo de su tarea. (Kitzur Shulján Aruj 2,1).
No obstante fue dicho sobre el pueblo de Israel que son “un reino de Cohanim y una nación consagrada” (Capítulo 19, versículo 6), sin embargo dicho estatus no depende de la raza sino de la concreción del objetivo, para preservar el pacto con Dios (Capítulo 19, versículo 5). Si toda persona se asemeja al Cohen, pues el mundo en el que vive y actúa es como un santuario. Cuando la persona se lava las manos por la mañana debe recordar que tiene un objetivo y una misión en su vida, tiene un objetivo y una misión hoy.
Editado por el equipo del sitio del Tanaj del libro "Lehitorer leiom jadash: kriá mitjadeshet shel haTorá veshel jaJaim" ("Despertar a un nuevo día: una lectura renovada de la Torá y de la vida"), publicado por Maguid
El Rab Dr. Iaacov Meir Nagen es un rabino y autor israelí. Nagen enseña en la Yeshivá “Otniel” y ha escrito extensamente sobre Filosofía Judía y Talmud. Es líder en iniciativas de paz interreligiosas entre judaísmo e islam y en encuentros entre judaísmo y religiones orientales.