En el inicio del libro Nejemiá se describe que Nejemiá le pregunta a su hermano Janani, tras su regreso de Ierushalaim, acerca de “los judíos, los que habían quedado, los que habían sobrevivido a la cautividad…” (Nejemiá, capítulo 1, versículo 3) ¿Quiénes son esos cautivos? Una explicación a este interrogante, puede encontrarse en nuestro capitulo.
La calumnia de Bishlam y sus amigos (versículos 7-16) tiene el propósito de advertir a Artajshasta, que en el caso que se construyera la muralla de Ierushalaim, él no tendrá el control sobre Iehudá y toda la región. El rey acepta los conceptos de los calumniadores y ordena: “que esa ciudad no sea reconstruida, hasta que yo mismo lo ordene” (versículo 21). Entonces “cuando copia de la carta del rey Artajshasta fue leída delante de Rejum el comandante, y Shimshai el escriba, y el resto de sus compañeros, ellos fueron prestamente a Jerusalem a los judíos, y los obligaron por la fuerza y autoritariamente a cesar la obra (los trabajos de construcción)” (versículo 23).
Resulta que los enemigos no se conformaron con la transmisión de la orden del rey sobre el cese de las tareas de construcción, ellos lo hicieron “por la fuerza y autoritariamente”-quemaron los portones y destruyeron la muralla lo más posible. Al respecto Janani le cuenta a Nejemiá (Nejemiá, capítulo 1, versículo 3): “y la muralla de Ierushalaim está derribada y sus puertas quemadas a fuego”. Y Nejemiá repite estos conceptos a oídos del rey Artajshasta (Nejemiá, capítulo 2, versículo 3): “la ciudad, lugar de los sepulcros de mis padres, está desolada y sus puertas han sido consumidas por el fuego”, y así lo contempla Nejemiá en su recorrida nocturna: “inspeccionando las murallas de Ierushalaim que estaban derribadas y sus portones que estaban consumidas por el fuego” (Nejemiá, capítulo 2, versículo 13)
Lo peor de todo era la cuestión de los cautivos, ya que muchos de los constructores de la muralla cayeron en manos del enemigo al defender los portones y la muralla. Acerca del rescate de ellos, no tenemos detalles, pero en el libro Nejemiá encontramos testimonios del rescate de los cautivos:
En el discurso de Nejemiá (Nejemiá capítulo 5) referido a la conmutación de deudas para aquellos que no podían afrontarlas, cita un ejemplo del presente y dice: “hemos redimido a nuestros hermanos judíos que fueron vendidos a las naciones” (Nejemiá, capítulo 5, versículo 8). Este es el acto de rescate de los cautivos, para el cual, seguramente, se exigió muchísimo dinero.
Así también, los encontramos cuando celebran la festividad de Sucot con todo el pueblo de Israel, y debido a la importancia del esfuerzo realizado a fin de liberarlos, el versículo 17 repite-añadiendo a lo manifestado en el versículo 16, en relación a la celebración de toda la congregación-y enfatiza “Toda la congregación de los que habían regresado del exilio hicieron Sucot y habitaron en ellas…” (Nejemiá, capítulo 8, versículo 17).
Esta es la explicación de la breve y decisiva descripción: “los obligaron por la fuerza y autoritariamente a cesar la obra (los trabajos de construcción)” (Ezrá, capítulo 4, versículo 16)
Editado por el equipo del Tanaj
Gentileza sitio DAAT