Los niños alrededor de la mesa

Los niños alrededor de la mesa

En los capítulos siguientes aparecen los versículos que el editor de la “Hagadá de Pesaj” (“Narración de Pesaj”) pone en boca de tres de los cuatro hijos sobre los cuales leemos en la noche del Seder. ¿Cuáles son las principales  guías educativas que se infieren del diálogo con los hijos? ¿Cómo pueden ser implementadas en la educación de nuestros hijos?

En la sección “Bó” aparecen los versículos que el editor de la “Hagadá de Pesaj” (“Narración de Pesaj”) pone en boca de tres de los cuatro hijos sobre los cuales leemos en la noche del Seder. En esos versículos de los cuatro hijos, hay instrucciones educativas-básicas  para la construcción de la familia. El hecho mismo de que tenemos ante nosotros cuatro niños diferentes, nos enseña acerca del desafío central existente en toda familia. La prueba de los padres es la capacidad de sentar a cuatro niños distintos alrededor de una mesa, y a pesar de ello lograr responderle a cada uno de ellos sus preguntas según el carácter y las necesidades singulares de cada uno, y todo ello preservando el ámbito familiar unificador y lleno de amor. Otro rol de los padres  es el de preocuparse también por la continuidad de la tradición familiar desde la perspectiva de la fe y en un sentido nacional  para las generaciones venideras. Todo esto no puede hacerse sin reconocer las diferencias que hay entre los niños.

Así, por ejemplo, la Hagadá señala en la respuesta a la pregunta del niño sabio: “ No debe comerse nada después del Afikomán “, o en otras palabras: espera pacientemente la respuesta hasta después del Afikomán. De aquí aprendemos, que no es necesario dar una respuesta inmediata a todo interrogante. A veces se puede esperar, aguardar para poder ver el cuadro completo. La generación del rating en la que vivimos, tiene la expectativa de recibir respuestas inmediatas, breves y acertadas. Nosotros tenemos la obligación de educar de que no es así como funcionan las cosas. La capacidad de esperar, internalizar, vivenciar y vivir procesos es un elemento que se nos ha olvidado en esta generación. 

El diálogo con el niño malvado, acerca del cual se ha dicho que se apartó de la comunidad, enfatiza el segundo fundamento del mundo familiar: la pertenencia. Debemos refinar el sentido de pertenencia  de nuestros niños. ¿Cómo se educa a la pertenencia? Se abunda en diálogos sobre solidaridad social, se enfatiza el compromiso de la familia para las necesidades del otro tal como es. En la “Hagadá de Pesaj” está citado que si el niño malvado hubiera estado en la época de la redención de Egipto, él no hubiera sido redimido. Están los que consideran erróneamente que se trata de un castigo, no obstante una profunda observación revela que se trata de una consecuencia. La desconexión del hijo derivará en que aún en tiempo de redención, aún en tiempo de bendición para la nación, él quedará lejos. El malvado se castiga a sí mismo, al desconectarse de la comunidad, mientras que el propósito al estar sentado alrededor de la misma mesa con todos es el de restituirlo al seno de la familia y agudizar en él el sentido de pertenencia.

El tercer niño es el ingenuo. El niño ingenuo nos pide reconocer el hecho de que también hay niños simples que desean construir sus vidas en base a ideales simples, sin sofisticación ni búsqueda del sentido espiritual. Éste no es un defecto, por el contrario: debemos aprender a valorar también las cualidades de la simpleza.

¿Y quién es el cuarto hijo, aquel sobre el cual está citado que “no sabe formular preguntas”? y en efecto, este es el niño absorto en sí mismo, no tiene elementos para comenzar a esclarecer, ello a pesar de que siente una angustia interna y una necesidad inexplicable de descubrir los conceptos básicos de la vida. A un niño de esas características, debemos abrirle la puerta, concederle herramientas, dedicarle tiempo y contarle el milagro de la salida de Egipto. El relato lo incorporará a la vivencia familiar y le permitirá, finalmente, también aprender cómo formular preguntas.

De este modo, los padres pueden convertir su hogar  en un centro de educación y profundización. Los niños y las niñas se potencian unos con otros y crean un “pueblo pequeño”. Este es el profundo significado de la teoría familiar tal como es reflejada en “los cuatro hijos”, y ésta es también la dura tarea que tenemos sobre nuestros hombros.

Editado por el equipo del sitio del Tanaj
Gentileza del sitio de la Academia Rabínica "Orot Shaul"

 

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