Lujos-no a toda costa

Lujos-no a toda costa

La Torá determinó que el permiso para consumir carne está de alguna manera relacionado con la cristalización del versículo “Cuando ensanche Adonai, tu Dios, tu territorio” (Versículo 20). ¿Pero cuál es el nexo entre las dimensiones de la tierra y el consumo de carne? Parece que hay aquí una orientación general de que uno no debe buscar los lujos si aún no hay bienestar financiero.                                                                                                            

En contraste con el desierto, donde Dios obligó a los hijos de Israel a faenar toda carne como ofrenda en la Tienda de Reunión, en la tierra les fue permitido comer carne cuanto deseen, y tal vez por la distancia geográfica del Beit Hamikdash (Gran Templo). No obstante el versículo no se queda solamente con la expresión general “cuando habrán de llegar a la tierra” sino que dijo con suma precisión “cuando ensanche Adonai, tu Dios, tu territorio” (Versículo 20), y de ese modo insinuó cuál es el ensanchamiento requerido para consumir carne. Al respecto, Rashi escribió “la Torá enseña una pauta de buena conducta, que el hombre no desee comer carne sino a partir de la abundancia y la riqueza”. ¿Cuál es el sentido de esta instrucción?

La naturaleza humana refleja que las necesidades humanas no son solamente consecuencia de lo que le resulta imprescindible desde el aspecto sanitario o biológico. Numerosas veces, le parece a la persona que aquello que es común entre sus amigos y vecinos, él también debe realizar, incluso cuando no se lo puede permitir. En consecuencia, él siente la angustia de la falta, a pesar de que desde el aspecto objetivo, sus necesidades básicas están satisfechas. La Torá nos enseña una pauta de buena conducta, que la persona no consuma carne (un vocablo sinónimo de lujos en esa época) sino a partir del bienestar. Si estás en condiciones-come y que tengas provecho, pero de no ser así, no te esfuerces en lograrlo. En otras palabras, los lujos son legítimos si tienes la posibilidad de financiarlos. Se prohíbe que el hombre tenga codicia y que desee constantemente aquello que no tiene.

Parece que esta instrucción la necesitamos mucho justamente en esta era de abundancia en la que vivimos. El mundo, en el que hay tanta abundancia, puede provocar que olvidemos qué es imprescindible y qué es un lujo. Muchas veces olvidamos que aquello que nuestros padres tenían como sueño-es percibido por nosotros como un producto que sin él es imposible (un vehículo mejor, vacaciones rutilantes, artefactos de avanzada…). La consecuencia directa es doble: nos mareamos, y más allá de los agujeros que produce en el bolsillo familiar, nos impone una sensación amargura y frustración ya que no nos podemos permitir aquello que sí pueden nuestros amigos. Y de aquí, la importancia de la instrucción de la Torá. Es importante que cultivemos la alegría por lo que tenemos  y no poner la mira en lo que no poseemos. La Torá nos ha enseñado una pauta de buena conducta, que la persona no coma carne si no es a partir del bienestar.

Editado por el equipo del sitio del Tanaj del libro "Parashá baktaná" publicado por "Maguid".

 

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