El problema de los matrimonios mixtos amenaza hoy el futuro del pueblo judío. Para algunos el rechazo a los matrimonios mixtos parece anacrónica y desactualizada, pero debemos reconocer el hecho obvio de que existen valores por sobre el amor.
El problema de los matrimonios mixtos ha preocupado al pueblo judío desde sus primeros días. Abraham ya en su época le exigió a su sirviente jurar que no tomaría para su hijo una mujer de las hijas de Kenaan (Bereshit capítulo 24, versículos 3-4). La intransigencia de Abraham nos enseña sobre la enorme importancia que él veía en la elección una mujer adecuada. Si la descendencia de Abraham se mezclara con los pueblos de Kenaan, en un breve lapso de tiempo, desaparecerá perderá su singularidad espiritual.
En la siguiente generación, como lo vemos en el inicio de nuestro capítulo (36, versículo 2)Esav viola la norma familiar, y se casa con mujeres kenaanitas. Incluso están aquellos que sostienen, que por ello Esav fue rechazado en la casa de Abraham.
¿Y en lo concerniente a los hijos de Iaacov? La Torá no nos detalla cómo ellos encontraron a sus mujeres y Jaza”l (nuestros Sabios de Bendita Memoria) y los comentaristas exhibieron posturas diferentes al respecto (IalkutShimoni, 247 143, Rambán, 38,2)
Aparentemente, en relación a dos hijos fue citado explícitamente que tomaron mujeres kenaanitas. Uno de los hijos de Shimón es “Shaúl ben Haknaanit” (Shaúl hijo de la kenaanita, capítulo 46, versículo 10). Y de aquí se infiere que Shimón tomó como esposa a una mujer kenaanita. El otro hermano es Iehudá. Así está escrito en referencia a Iehudá: “Y vió allí Iehudá a la hija de un comerciante llamado Shúa, y se casó y cohabitó con ella” (Capítulo 38, versículo 2).
La secuencia de la vida de Iehudá nos enseña sobre el destino de los matrimonios mixtos. La hija de Shuá falleció tempranamente. Sus hijos eran “malos a los ojos de Dios”, como lo testimonia el texto, y parece ser que esto se refiere a la corrupción sexual aceptada por los pueblos de Kenaan. Sólo después de un proceso largo y doloroso, Iehudá tuvo la posibilidad de enmendar la situación a través de una pareja adecuada con Tamar, de la cual descendió David el rey de Israel.
Para algunos el rechazo a los matrimonios mixtos parece anacrónica y desactualizada. Cierta vez, alguien me dijo, si dos personas se aman, es paradójico frenar el amor por motivos nacionales y religiosos! Le respondí que no es para nada paradójico. En su mundo, el amor es el valor superior, y el culto al amor es la única religión. En mi mundo, existen valores por sobre el amor.
Editado por el equipo del sitio del Tanaj del libro "Perashot" publicado por "Maaliot"