Mientras que en el capítulo anterior se hizo referencia a una ciudad de un modo que se convirtió en derrota, he aquí que en nuestro capítulo entonamos un cántico de alabanza por la potencia y fortaleza de la ciudad de las murallas. ¿Cuál es la ventaja de las murallas de esta ciudad sobre las demás? ¿Cuál es la garantía de que éstas no caigan?
El profeta Yeshaiahu nos describe los días en los que se habrá de revelar a todos el poder de Dios y Él reinará en Tzión y en Ierushalaim. En ese momento se revelará cómo todos los poderosos toman, en realidad, su poder de Dios, y sin Su apoyo, no significan nada. Esta es la razón por la que acorde a la voluntad de Dios, ciudades fortificadas pueden llegar a convertirse en un montículo de ruinas (25,2). La gran alegría que deriva en cántico, emana de la mano de fuerte de Dios.
Cuando en nuestro capítulo le cantamos un cántico de alabanza a la ciudad de la fortaleza, a las murallas y a los baluartes, el mismo no está dirigido al poder físico de las piedras y a la fortaleza de las fortificaciones, sino a quien está detrás de toda esta potencia, que no es otro que Dios. Así, ya lo lo anticipa el profeta, se dirá en ese día: “¡He aquí, éste es nuestro Dios, en Quien hemos esperado, que nos salvase! ¡Éste es el Señor, en Quien hemos esperado; alegrémonos y gocémonos en Su salvación!” (capítulo 25, versículo 9). También aquí, en el cántico de alabanza es mencionada la salvación de Dios que colocará muros y baluartes (capítulo 26, versículo 1).
De aquí en adelante, en el capítulo se describe cómo Dios se halla por sobre toda realidad natural y altera todo el sistema de la naturaleza conforme a la ley Divina basada en la justicia, la rectitud y el temor reverencial. No son la fuerza ni el poder los que nos conceden la seguridad, sino justamente, el apego y la fe en Dios. Cuando adherimos a la fuente de la vida, he aquí que la salvación es inminente. A pesar de la existencia de problemas y pesares, los mismos pasan y Dios llega y finalmente redime a sus adeptos. Y conforme a Su voluntad, también puede resucitar a los muertos e insuflarles un nuevo espíritu en lo que la naturaleza ha vencido.