No codiciarás-entre Itró y Vaetjanán

No codiciarás-entre Itró y Vaetjanán

¿Cuál es la brecha entre el mandamiento “No codiciarás” en el libro Shemot y en el libro Devarim? ¿Y cuál es su significado?

 “No codicies la casa de tu prójimo. No codicies la mujer de tu prójimo, ni su siervo, ni su sierva, ni su buey, ni su asno, ni nada de lo que es de tu prójimo” (Parashat Itró, Shemot capítulo 20, versículo 14)

“Y no desees la esposa de tu prójimo, y no codicies la casa de tu prójimo, ni su campo, ni su siervo, ni su sierva, ni su buey ni su asno, ni nada de lo que es de tu prójimo” (Parashat Vaetjanán, Devarim capítulo 5, versículo 18)

Se puede focalizar la prohibición de “No codiciarás” desde dos puntos de vista diferentes.

Desde un punto de vista-la persona que desea la casa del prójimo transgrede una prohibición más grave que aquel que desea a su siervo, a su sierva o a su mujer. La Torá enfatiza en algunos lugares la importancia de la parcela de tierra de la persona. El nombre de la persona se erige sobre su tierra en posesión, y la familia debe recuperarla si es que alguien la adquirió. La importancia valorativa de la parcela de tierra, más allá de su importancia desde lo económico, está enfatizada en el episodio del viñedo de Nabot (Melajim I, capítulo 21). Por dichas razones, los mandamientos en la sección de Itró distinguen entre la prohibición de codiciar una casa y la prohibición de codiciar otros elementos.

No obstante, desde la perspectiva de la persona-está claro que la mujer de la persona no es simplemente un dinero que le pertenece, y una persona que desea a la mujer del prójimo, transgrede una prohibición particularmente grave. Por ello, los diez mandamientos citados en la sección Vaetjanán distinguen entre “no desees  la esposa de tu prójimo” y “no codicies la casa de tu prójimo”, etc.

Resulta que la diferencia entre estos dos puntos de vista, refleja una diferencia básica existente entre los primeros mandamientos (de la sección Itró) y los últimos mandamientos (en la sección Vaetjanán). Los últimos mandamientos, difieren de los primeros mandamientos debido al pecado del becerro de oro. A raíz del pecado del becerro de oro, el pueblo de Israel se convirtió en un socio activo en el servicio a Dios. Después de que el pueblo de Israel diera evidencia de estar interesado en servir a Dios, y que no está interesado en permanecer pasivo-se transformó en un socio pleno en la elaboración del Mishkán (Tabernáculo), y dicha cooperación se pone de manifiesto también en el contenido de los mandamientos. Visto y considerando que el pueblo de Israel se convirtió en un socio activo-los segundos mandamientos están redactados desde el punto de vista de  la persona, y no desde la perspectiva de Dios, y por ende, en lugar de hacer hincapié en la prohibición de desear la tierra y la vivienda, los últimos mandamientos enfatizan la prohibición de desear una mujer.

Editado por el equipo del sitio del Tanaj

Gentileza del sitio VBM de la Academia Rabínica "Har Etzion".

Volver al capítulo