Cuántas veces optamos por callar. Abstraernos. Actuar con indiferencia. No ver lo que se halla concretamente a nuestro lado. La figura de Ester, que de una forma pasiva se convirtió en un instante en una figura activa, nos enseña a dejar de callar.
“Porque si por causa alguna tú callares” (14)
Así como una imagen vale más que mil palabras, del mismo modo, a veces, la melodía es más fuerte que toda palabra. Cada año espero nuevamente escuchar la melodía del versículo que Mordejai le exprese a Ester, y representa el punto culminante de la Meguilá, del libro Ester: “Porque si por causa alguna tú callares por completo en este tiempo, surgirá alivio y liberación para los yehudim de algún otro lugar , ¡más tú y la casa de tu padre pereceréis!, y ¡quién sabe si no fue para ocasión como ésta que tú has llegado al reino! “ (Versículo14).
Cuántas veces optamos por callar. Abstraernos. Actuar con indiferencia. No ver lo que se halla concretamente a nuestro lado. Y hay también muchas excusas y fundamentos, pero Mordejai le dice que en este momento no hay lugar para callar. Es necesario ponerse en acción. De hecho, todos saben que si se dirige al rey sin invitación y no se le extiende el cetro de oro, será condenada a morir. Muchas excusas y fundamentos. Mordejai le dice que en esta instancia, no hay lugar a callarse. Es necesario levantarse y actuar.
Y en este momento, Ester se desprende de la imagen de la mujer sumisa y obediente. Abandona la imagen de la niña que fue adoptada por Mordejai (2,7), su imagen de joven trasladada a la casa del rey (2,8), su imagen de mujer que no pide nada “sino lo que dijo Hegay, eunuco del rey, guarda de las mujeres“ (2,15) que es dominada por los hombres de su entorno.
Y entonces llega el cambio. Ester luce una nueva imagen. Una imagen de mujer activa y líder que asume la responsabilidad por el destino de su pueblo. En un instante todo se revierte. Ester se pone de pie y le ordena a Mordejai:(4,16). “Anda, junta a todos los Yehudim, cuantos se hallen en Shushán; y ayunad por mí, y no comáis ni bebáis en tres días, noche ni día; yo también y mis doncellas ayunaremos del mismo modo, y así entraré al rey, aunque no sea conforme a la ley; ¡y si perezco, que perezca!“ (4,16). Y Mordejai, por su parte, acata obedientemente su orden: “Mordejai, pues, se fue e hizo según todo lo que le había ordenado Ester” (4-17) La figura de Ester nos enseña a nosotras, las mujeres, a dejar de callar.
Gentileza sitio 929.