Aquel que lee los capítulos del Tanaj es como si estuviera avanzando cada día un paso hacia atrás, hacia el cuadro total. Cada día se descubre otra parte, cada día otro capítulo se convierte en un pequeño detalle del relato global. De a poco, el Tanaj es revelado como el que lo engloba todo-el nacimiento y la muerte, la destrucción y la construcción, la guerra y la paz.
Como otros profetas, Amón nos sacude entre la destrucción y el renacimiento. Aquello que ahora se percibe como un inevitable final, se convierte en otro capítulo en el tratado complejo de relaciones entre el pueblo de Israel consigo mismo y entre Israel y su Dios.
El Midrash de Kohelet refleja esta travesía a través de los versículos que pueden ser vistos como un cántico de alabanza a la perspectiva.
“Para todo hay un tiempo, y una hora para todo designio bajo los cielos. Hora para nacer--hora para morir; hora para plantar--hora para arrancar lo plantado. Hora para herir--hora para curar; hora para derribar--hora para construir…Hora para amar--hora para odiar; hora de guerra y hora de paz” (Kohelet, capítulo 3, versículos 1-8).
El Midrash comienza diciendo-“Rabí Yehoshua de Sajnin realiza un llamamiento a Israel”-los versículos son explicados por Rabí Yehoshua, como si le hablaran al pueblo de Israel. La combinación de palabras que aparecen son todas explicadas como parte del entramado de relaciones entre Dios y su pueblo. Así, por ejemplo, la combinación de palabras “tiempo para matar y tiempo para curar”, es interpretada como un abordaje de la destrucción y el renacimiento.
Tiempo para matar, como está escrito (Eijá, capítulo 2, versículo 4): “y mató cuanto era grato a la vista”, y tiempo para curar, como está escrito (Irmiahu, capítulo 33, versículo 6): “He aquí que Yo le traeré (a esta ciudad) sanidad y curación”. La combinación de palabras “tiempo para derribar y tiempo para construir”, es interpretada a la luz de los dos extremos en el libro Amós:.
Tiempo para derribar, como está escrito (Amós, capítulo 4, versículo 3): “Y saldrán por las brechas del muro, cada cual en derechura de sí misma; y serán arrojadas del palacio, dice el Señor”, y tiempo para construir, como está escrito (Amós, capítulo 9, versículo 11) “y lo volveré a edificar como en los días de la antigüedad”. El Midrash confronta entre dos versículos. En el capítulo 4 figura la profecía de destrucción y en el marco de la misma, todo se desmoronará y las mujeres escaparán a través de las ruinas “Y saldrán por las brechas del muro, cada cual en derechura de sí misma; y serán arrojadas del palacio, dice el Señor”-Las brechas abiertas en el capítulo 4, se cierran en el capítulo 9. El Midrash, fiel a su estilo, sólo insinúa y cita el final del versículo “y lo volveré a edificar como en los días de la antigüedad”, quien quiera estar a la altura de la belleza del Midrash y de su sensibilidad literaria, debe leer todo el versículo-“En aquel día levantaré el tabernáculo de David, ya caído, y cerraré sus quiebras, y levantaré sus ruinas; y lo volveré a edificar como en los días de la antigüedad”. Brechas que se abren y brechas que se cierran.
La lectura Midráshica se conecta con la vivencia del lector que avanza a través de los capítulos del Tanaj. Aquel que lee los capítulos del Tanaj es como si estuviera avanzando cada día un paso hacia atrás, hacia el cuadro total. Cada día se descubre otra parte, cada día otro capítulo se convierte en un pequeño detalle del relato global. De a poco, el Tanaj es revelado como el que lo engloba todo-el nacimiento y la muerte, la destrucción y la construcción, la guerra y la paz.
Cortesía sitio 929