La crítica de Yeshaiahu hacia los líderes no pasa por sus elecciones políticas, sino por el hecho de que elijan lo que resulta cómodo, por sobre lo correcto.
Uno de los temas recurrentes en las profecías de Yeshaiahu, es la demanda al pueblo de que no confíe en Egipto. En efecto, los líderes del pueblo, en varias ocasiones eligieron confiar en la potencia del sur, con la esperanza de que la misma los ayudará contra el fuerte conquistador del norte.
Tal vez haya aquí un error político, pero ¿por qué Yeshaiahu transforma dicha elección política en una transgresión espiritual?
Parece ser que, según la comprensión de Yeshaiahu, los líderes optaron desentenderse de un modo sistemático, no porque pensaban distinto sino que no les resultaba cómodo escucharlo “que dicen a los videntes: "¡No vean!", y a los profetas: "¡No profeticen para nosotros cosas rectas! ¡Háblennos cosas suaves, profeticen engaños! (versículo 10).
Los líderes y el pueblo no quieren escuchar la verdad, acallan a los profetas, a los visionarios, a los hombres de espíritu que presagian momentos difíciles y ofrecen duros consejos.
La expectativa es escuchar de esos visionarios que le digan a los dirigentes que todo lo que hacen está bien. La expectativa es que hablen sin vueltas, que profeticen que todo estará bien.
¿Les resulta conocido?
Parece ser que ésta es la naturaleza humana, tanto cuando hay un profeta como cuando el que reprende en el portón de acceso no es un profeta de Dios. Nosotros, los seres humanos queremos escuchar que somos buenos, que nuestras ideas son correctas, que nuestros actos nos conducen a nosotros, a la sociedad y al pueblo, a buenos destinos.
¿Y qué se hace cuando hay profetas para todo bando y toda opción?
Aparentemente, dicha cuestión no tiene una “solución escolar”. La solución depende del nivel de crítica personal y la conciencia personal. ¿Acaso realmente me he analizado a mí mismo? ¿Acaso elegí la opción elegida porque realmente creo que es la correcta, o preferí elegir la opción más cómoda, la más fácil y la más conocida?
¿Acaso he escuchado realmente al profeta y al que reprende o tenía la expectativa de que me hablara suavemente y me presagiara ilusiones?
Cortesía sitio 929.