Paz antes de la guerra

Paz antes de la guerra

En realidad, las leyes de la guerra no tratan sobre la guerra. Dichas leyes hacen referencia a la importancia de la paz, el florecimiento y la rutina de la vida como punto de partida del combate.

A partir de una observación de las leyes de “Cuando salieres a la guerra contra tus adversarios” que figuran en el capítulo, se puede aprender mucho acerca de la postura de la Torá sobre la guerra.

Los conceptos se inician con tres clases de hombres que quedan exentos de participar en el combate: aquel que se comprometió, el que plantó un nuevo viñedo y el que construye una nueva vivienda. Pienso que estas tres clases de hombres simbolizan una vida de rutina, una vida de paz. La Torá, de hecho ubica aquí un orden de prioridades muy claro: la continuidad de la vida, la acción de plantar y de la construcción son más importantes que la guerra.

Este mensaje se halla claramente enfatizado en la ley que figura a continuación: “Cuando te acercares a una ciudad para combatir contra ella, le dirigirás un llamado por la paz” (Versículo 10). La Torá deja en claro que no tenemos interés en las guerras por la grandeza y la gloria. Se debe combatir solamente cuando la guerra es vital para la continuidad de la existencia del pueblo de Israel o el cumplimiento de los preceptos, y siempre preferiremos la paz.

La ley que sella esas leyes en nuestro capítulo, es la prohibición de dañar árboles frutales en el marco de un sitio. La cuestión de esta prohibición es semejante a la formulada en relación a la exención de la persona que posee un viñedo nuevo: deseamos continuar la vida y el progreso en la tierra, no cortarlas de raíz. La innovación de esta ley es que refiere a un árbol “público” y no uno privado plantado por una persona del pueblo de Israel, sobre el cual tiene responsabilidad personal. En este caso, todo el pueblo tiene responsabilidad por ello, incluso si no todos resultarán beneficiados por dejar el árbol en su lugar. Cada miembro del pueblo debe ocuparse de la continuidad del florecimiento, en beneficio de toda la población y no de sus intereses personales.

Otra cuestión particular que aprendemos de esta ley, en función de la exención de aquel que planta un viñedo, está relacionada con la edad del árbol. Aquí, a diferencia del que planta un viñedo, no se trata de un viñedo nuevo que simboliza comienzo y florecimiento, sino que se trata de un árbol añoso, plantado aquí por generaciones anteriores.  Esta prohibición de no talar estos árboles, la concibo como que no se debe negar el esfuerzo que hicieron todos aquellos que nos precedieron, para poblar esta tierra. No se debe borrar el pasado, los éxitos logrados, el florecimiento en el cual no hemos tenido participación alguna-debemos preservarlo y respetarlo. Y continuar construyendo, en base a todo lo construido por las generaciones anteriores.

Los referentes que escriben en esta sección son miembros de la organización "Najat"-"Noar Jovev Tanaj" ("Juventud amante del Tanaj"), sede del estudio del Tanaj para los jóvenes.

 

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