Iaacov le habla a Esav en un tono sumiso y humilde, y de ese modo le transmite que no tiene interés alguno en las bendiciones materiales que estaban destinadas a él, a Esav, sino tan solo en las bendiciones espirituales.
Iaacov se dirige a Esav en forma sumisa y humilde, tal como un sirviente habla con su amo. E incluso lo califica a Esav como “Mi señor” en ocho ocasiones, de manera que no puede considerarse que se trata de un estilo de manifestación casual, y queda claro que hay una decisión conciente de Iaacov de mostrarse sumiso frente a Esav. ¿Qué es lo que ha motivado dicha decisión?
Itzjak sabía que Iaacov estaba destinado a ser el continuador de Abraham y heredar la tierra de Israel, y por ello tuvo sumo cuidado en no otorgarle esas bendiciones a Esav, sino que pensaba concedérselas a Iaacov más tarde. Sin embargo, Itzjak creía que a Iaacov le convenía vivir en su tierra como un ciudadano y no como un gobernante. De esta manera, no tendría que desperdiciar su tiempo y energía en cuestiones de poder y materia, y podría dedicar su vida a las cuestiones espirituales. Además Itzjak sostenía que era preferible que Iaaov fuera esclavo de su hermano y no de otras naciones. Es por ello que Itzjak resolvió bendecir a Esav para que domine a Iaacov. Itzjak, en esta decisión, no tenía en consideración el bienestar de Esav sino que contemplaba el bienestar de Iaacov!!
Iaacov no tenía interés alguno en recibir la bendición del poder. No tenía ningún interés en dominar a Esav, y toda su intención era la de recibir la bendición de Abraham, ser designado como el continuador de la dinastía, y heredar la tierra de Israel. De haber sabido Iaacov que dicha bendición, de todos modos estaba destinada para él, no se hubiera esforzado en quitarle las bendiciones a Esav. Pero no lo sabía, y así fue que robó bendiciones en las que no tenía interés alguno.
Este suceso lo dejó a Iaacov con una sensación muy incómoda: no sólo que lo engañó a su padre, sino que también tomó bendiciones que no eran destinadas a él y en las que no estaba interesado. Ahora, Iaacov decidió corregir lo distorsionado. Cuando él se dirige a Esav en un tono de resignación y servilismo, él le está insinuando el mensaje: no tengo interés alguno en las bendiciones materiales que he recibido. Esas bendiciones te corresponden a ti, y yo renuncio a ellas en tu beneficio. No me considero como “Señor de tus hermanos” (Capítulo 27, versículo 29). Por el contrario, tú eres el amo y yo el esclavo. Toda mi voluntad es la de lograr las bendiciones espirituales que he recibido.
Finalmente, Iaacov transmite el mensaje de manera muy clara: “Toma ahora mi presente que ha sido traído ante tí, pues Elohim me ha agraciado, ya que tengo todo” (Versículo 11).
Editado por el equipo del sitio del Tanaj
Gentileza del sitio VBM de la Academia Rabínica "Har Etzion"