“En ese tiempo le rogué al Eterno: Oh D-s Eterno, Tú has comenzado a mostrar Tu grandeza y Tu fuerte mano, pues ¿Qué otro dios hay en el cielo o en la tierra que pueda hacer Tus obras y que tenga Tu poder?, Te imploro me dejes pasar para que pueda contemplar la buena tierra que hay en el otro lado del Jordán, esas hermosas montañas y el Líbano. Pero el Eterno estaba irritado conmigo por vuestra culpa y no quiso escucharme y me respondió: Basta para ti, no sigas hablándome de eso. Sube a la cima de la Pisgá y alza tu vista hacia el occidente, hacia el norte, hacia el sur y hacia el oriente y mira lo que alcances a ver con tus ojos, porque no has de pasar este Jordán.”
(Deuteronomio 3, 23-27)
Preguntas:
1) ¿Porqué se empeña tanto Moisés en entrar a la tierra de Israel y alargar sus días?, ¿No conoce acaso la grandeza del mundo venidero y la recompensa que le espera ahí dado su altísimo nivel espiritual?.
2) ¿Porqué no fue aceptada la Tfilá -plegaria- del más grande de los profetas?, ¿Qué esperanza tendremos entonces nosotros, al pedir algo a D-s, de que nos sea concedido?
Respuesta:
Forzosamente, las razones por las cuales Moisés quería entrar a la Tierra de Israel, debían ir más allá del mero placer físico de disfrutar sus frutos, contemplar su naturaleza o simplemente vivir más tiempo. El gran líder ya tenía su lugar especial esperándolo en el mundo venidero y no temía a su destino final. Abarbanel expone, entonces, cuatro razones principales por las cuales insistiría en entrar a la Tierra de Israel:
1)Dentro de la Torá existen las Mitzvót que dependen de la Tierra de Israel (Hatluiót Baaretz), como por ejemplo: Shmitá (descanso de la tierra cada 7 años), Iovél (jubileo), Trumót y Maasrót (diezmos), etc. Moisés perseguía entonces un fin espiritual, dado que todos estos preceptos le significarían un perfeccionamiento y elevación mayor.
2)Todo ser humano trata de alcanzar un objetivo y cumplir las metas que se fijó. Durante cuarenta años el gran profeta cargó con todo un pueblo por el desierto, después de lo que significó la salida de Egipto y todos los conflictos tanto externos como internos que hubo de salvar. Es de entenderse que su mayor anhelo era ver todo este trabajo completado y haberlo llevado a su fin de manera satisfactoria.
3)Después del pecado de los espías, Moisés quería probar y demostrar al pueblo la grandeza de la Tierra de Israel y lo buena que es. No necesitaba convencerse personalmente de nada, ya que poseía todas las respuestas por vía de profecía; mas deseaba poder enseñarlas a la nueva generación.
4)Al mencionar Moisés “esas hermosas montañas y el Líbano” no se refiere al mero paisaje físico sino al lugar del Bet Hamikdash, mismo que fue donde Abraham llevó a Isaac. Moisés alberga un intenso deseo espiritual de vivir la santidad de ese lugar, y enseñarlo a todo el pueblo.
Con respecto a la segunda pregunta, es sabido que las faltas cometidas contra D-s (bein adám lamakóm) son perdonadas con arrepentimiento y rezo; sin embargo, los pecados cometidos entre los hombres (bein adam lejaveró), requieren para su expiación el perdón del compañero y la restitución del daño. Como se explicó en la parashá anterior, Moisés tuvo parte en el pecado de los espías, provocando indirectamente que entreguen un reporte no solicitado inicialmente y desmoralizando al pueblo; por tanto, su suerte estaba ligada con esa generación que no tuvo el privilegio de entrar a la Tierra. Esto se comprueba con el versículo citado arriba: “Pero el Eterno estaba irritado conmigo por vuestra culpa”; de alguna forma Moisés reprocha de nuevo al pueblo por su falta cometida que lo arrastró también a él, impidiéndole cumplir con su objetivo final anhelado.