1 "No te mofarás del sordo ni pondrás obstáculo en el camino del ciego, sino que temerás a tu D-s, Yo el Eterno. No harás acepción de personas en el juicio, ni favoreciendo al pobre ni complaciendo al poderoso; procederás según estricta justicia. No propalarás difamaciones entre tu pueblo ni depondrás contra la sangre de tu prójimo. Yo, el Eterno."
(Levítico 19, 14-16)
Pregunta: ¿Por qué en cada uno de estos preceptos se menciona "Yo, el Eterno"?. Realmente, la mayoría de estas Mitzvot que trata la Parashá son aceptables y entendibles de acuerdo a la lógica humana, cualquier sociedad civilizada las incluye dentro de su código de leyes. ¿Por qué entonces recalca constantemente el texto el nombre de D-s y el hecho de que El es el que lo está ordenando?
Respuesta:
Ya el gran comentarista Rashi se ocupó de esta pregunta y explica que en muchas de las Mitzvot que dependen del corazón de la persona aparece este recordatorio diciéndonos: El Eterno que conoce tus pensamientos y tus intenciones está pendiente constantemente.
Por ejemplo si una persona esta sentada en un autobús lleno de gente y de repente sube una anciana, él podría hacerse el dormido para no dar el asiento y nadie lo reprimiría por ésto ya que a la vista de todos su intención no es negativa sino simplemente no se habrá dado cuenta. Para este tipo de casos la Torá nos recuerda: "Temerás a tu D-s".
Abarbanel va más allá en su respuesta diciendo que todas estas Mitzvot interpersonales (Bein Adam Lejaveró) debe uno cumplirlas no porque las considera lógicas o por el "Qué dirán" o por temor a un juicio terrenal sino porque D-s lo ordenó. En cierta forma, el autor no da lugar a que el intelecto humano comprenda la razón completa de estos preceptos y tenga que cumplirlos no por su lógica o ética personal sino por el "Yo, el Eterno".
Con el fin de apoyar su postura cita el siguiente midrash (Sifra 93) "Rabi Elazar Ben Azariá dice: Que no diga la persona “no se me antoja comer carne con leche, no es sano comer carne de cerdo, no me atrae tener relaciones prohibidas,... sino ¡claro que quisiera! , pero qué haré si mi Padre celestial me lo prohibió".
A la luz de lo anterior, parecería que el hombre no es ni siquiera capaz de formular ni llevar a la práctica leyes éticas y morales sin la intervención de la Mano Divina. Esta idea parecería absurda y sin sentido si no es por una horrible sorpresa que nos dio una de las naciones consideradas más avanzadas y cultas del mundo hace apenas 60 años. El pueblo Alemán, donde la palabra más usada es "Bite" (por favor) y donde aún los animales eran tratados con gran cariño y respeto fue capaz de propiciar el mayor crimen que la humanidad haya vivido.
¿Habrán ellos pensado que los judíos no son considerados humanos? o ¿Acaso su código de ética o conciencia moral no se aplicaba para este pueblo 'singular'? A lo mejor hacía falta el recordatorio al final del versículo: "Amarás a tu prójimo como a ti mismo, Yo, El Eterno" (Lev. 19,18).