Los pecados de Shlomó (Versículos 1-10)
La tumba de la hija del Faraón en el Monte de los Olivos en Yerushalaim
“Y el rey Shlomó amaba a muchas mujeres extranjeras” (Versículo 1) Shlomó se casó con muchas mujeres y en su vejez, las mismas provocan que transgreda los preceptos Divinos: “Pues sucedió cuando Shlomó ya era viejo, que sus mujeres hicieron inclinar su corazón tras otros dioses; y no era su corazón perfecto con el Señor, su Dios, como lo fue el corazón de David, su padre” (Versículo 4). Estos pecados provocaron que Dios se enojara con Shlomó: “Con lo cual se indignó el Señor contra Shlomó, puesto que su corazón se había desviado del Señor, Dios de Israel, que le había aparecido dos veces… mas él no guardó lo que había mandado el Señor” (Versículos 9-10)
Las palabras de Dios a Shlomó y el castigo (Versículos 11-22)
Dios se le revela nuevamente a Shlomó, por tercera vez, pero en esta ocasión es una mala noticia: “Por cuanto esto ha sido hecho por ti, y no has guardado Ml pacto y Mis estatutos, que Yo te había ordenado, sin falta rasgaré el reino de ti, y lo daré a un siervo tuyo” (Versículo 11). No se trata sólo de encontrar un sucesor, como ocurrió en el caso de Shaúl, sino de un castigo duro y ejemplar por sus pecados-Dios está a punto de transformar el reino de Shlomó en uno muy pequeño: “Sólo, no le arrebataré el reino todo; una tribu le voy a dar a tu hijo, por amor de David, Mi siervo, y por amor de Yerushaláim que Yo he escogido” (Versículo 13). Solamente una tribu, la tribu de Yehudá continuará el reinado de David. En la continuidad se relata acerca de los “Satanás”-los enemigos que impuso Dios sobre Shlomó.
El sucesor-Yarovam hijo de Nevat (Versículos 26-40)
El texto nos reúne con Yarovam hijo de Nevat, quien estaba en conflicto con Shlomó: “levantó la mano contra el rey” (Versículo 26). “Ajiyá el shilonita” que reside en Shiló, lo encuentra a Yarovam en el campo y declara en su presencia que es él quien reinará sobre las diez tibus. El profeta asegura (promete) en nombre de Dios que Yarovam puede llegar a lograr un estatus similar al de David: “Y sucederá qué si obedecieres todo cuanto te mandare, y anduvieres en Mis caminos, e hicieres lo recto a Mis ojos, guardando Mis estatutos y Mis mandamientos, como lo hizo David, Mi siervo, entonces Yo estaré contigo, y edificaré para ti casa segura, como la edifiqué para David; y te lo daré a ti” (Versículo 38). Luego el relato sintetiza la etapa (el período) de Shlomó, y a partir de ahora, comienza una nueva etapa (época): el reino de Israel y el reino de Yehudá se dividen.