Síntesis del Capítulo

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La grandeza de Hamán y el conflicto con Mordejai (1-6)

 

En forma paralela a la elección de Ester como reina “el rey engrandeció a Hamán, hijo de Hamdata el agaguita” (1), que logró un cargo jerárquico en el reino “y lo ensalzó, y puso su asiento más alto que el de todos los príncipes que tenía” (1). A raíz deela orden del rey, todos los siervos se arrodillan y se prosternan  ante Hamán, pero Mordejai  “no se arrodillaba ni se postraba” (2). Los siervos  del rey se dirigen a Hamán  consultándole si la condición de judío de Mordejai lo exime de prosternarse: “al fin informaron a Hamán, por ver si podrían quedar en pie los asuntos de Mordejai; porque él les había dicho que era Yehudi” (4). Hamán que se dio cuenta que Mordejai no se prosterna ni se arrodilla, se encolerizó, y por consiguiente, “procuró Hamán destruir a todos los Yehudim que había en todo el reino de Ajashverosh, al pueblo de Mordejai” (6).

 

La suerte y el decreto (7-11)

 

Hamán echó la suerte, cuyo papel se esclarecerá a continuación “Así, pues, sucedió que en el mes primero, que es el mes de Nisán, en el año doce del rey Ajashverosh, echaron Pur, es decir, suertes, delante de Hamán (probando) de día en día, y de mes en mes; y (salió la suerte) por «el mes duodécimo, que es el mes de Adar” (7), y luego se dirigió al rey solicitándole destruir al pueblo judío del reino: “Si, pues, al rey le place, escríbase que sean destruidos”(9), e intenta convencer a Ajashverosh con una indemnización económica: “y yo pagaré diez mil talentos de plata en manos de los que manejan la hacienda pública, para que la hagan entrar en el erario del rey” (10). Ajashverosh accedió inmediatamente “La plata te es dada a ti, y en cuanto al pueblo, haz con él como bien te pareciere” (11)

 

La difusión del decreto (12-15)

 

Tras el acuerdo del rey, el decreto se propaga por todo el reino: “a cada provincia conforme a su escritura, y a cada pueblo según su lenguaje”(12). Los escribas del rey escribieron libros en los que estaba escrita la orden sellada con el sello del rey: “destruir, matar y exterminar a todos los Yehudim, mozos y Viejos, niños y mujeres, en un mismo día, el día trece del mes duodécimo, que es el mes de Adar, y saquear sus bienes” (13). Tras la difusión del decreto, “Y el rey y Hamán se sentaron a beber”, mientras que “la ciudad de Shushán estaba perpleja”(15).

 

Redacción: Netanel Szpigiel

 

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