Nuestro capítulo relata dos historia alusivas a Jizkiahu: la primera-la enfermedad de Jizkiahu y su curación; y la segunda-la visita de la comitiva babilónica a Jizkiahu y la dura profecía de Yeshaiahu.
La enfermedad de Jizkiahu y su curación (versículos 1-11)
Jizkiahu se ve afectado por una enfermedad terminal. Jizkiahu le reza a Dios y le solicita postergar el final: “¡Oh Señor! ¡Acuérdate, Te lo suplico de que he andado delante de Tu rostro fielmente, y con corazón sincero, y he hecho lo bueno a Tus ojos!" Y lloró Jizkiahu con llanto grande” (versículo 3). Dios escucha la plegaria de Jizliahu y el profeta Yeshaiahu se dirige a Jizkiahu y le dice: “Y añadiré a tus días quince años” (versículo 6).
La visita de la delegación de Bavel (versículos 12-19)
A raíz de la enfermedad de Jizkiahu, el rey de Bavel envía una delegación. Jizkiahu los recibe con alegría y les muestra todos sus tesoros: “no hubo nada en su casa ni en todos sus dominios, que no se lo mostrase Jizkiahu” (versículo 13). Yeshaiahu llega al encuentro de Jizkiahu con noticias no buenas: “He aquí que vienen días en que será llevado a Bavel todo lo que hay en tu casa y cuanto han atesorado tus padres hasta este día, sin que quede nada, dice el Señor. Y de tus hijos que procedieren de ti, a quienes tú engendrares, serán llevados, para hacer de ellos eunucos en el palacio del rey de Bavel” (versículos 17-18). Jizkiahu se consuela por el hecho de que lo malo no habrá de ocurrir en su vida sino en la época de sus hijos.
Luego de ello, el texto resume el reinado de Jizkiahu y recuerda el canal construido por Jizkiahu, conocido actualmente como el Túnel de Jizkiahu. El hijo de Jizkiahu, Menashé, reina en su reemplazo.